02. Anabella

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ANABELLA

Estoy inmóvil, atenta a los movimientos de él, tan conmocionada por el hecho de que Hans está aquí.

No recordaba su forma física, sin embargo, en medio de la oscuridad parecía aterrador. Su altura y espalda ancha le dan una apariencia más aterradora mientras mantiene sus ojos puestos en mí.

Traté de moverme, pero entonces Hans desapareció de mi vista y los árboles se convirtieron en manchas oscuras, todo se tornó negro y perdí la conciencia.

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Desperté de golpe muy agitada, con ganas de salir corriendo por el miedo que corre por mis venas. Estoy desorientada, y lo primero que hago es revisar mis brazos en busca de evidencia de que lo que paso no fue una simple pesadilla, al verme los brazos no tengo una sola herida. Sería lógico atribuirlo a que me curo rápido, pero prefiero creer que es una pesadilla.

«Solo fue una pesadilla».

No, no fue una pesadilla. Hans Drasgald está de espaldas vestido con un traje gris, tiene sus brazos apoyados en el marco de la ventana de mi cuarto.

—¡Tú! —me levanté de la cama corriendo hacia él— ¡Qué carajos hiciste!

«La calma no es una de mis cualidades».

Lo empujo con fuerza haciendo que se tambalee, lo volví a repetir, pero él me agarro ambas muñecas y las torció haciéndome una llave.

—Cálmate o las rompo —me amenazó. El tono de su voz no sonaba para nada aterrador, era la voz de un joven. Él luce joven.

—¡Rómpelas, aún tengo dos piernas para romperte las pelotas! —le grité fingiendo que no me sentí amenazada por él.

—¡Y no cambias ese genio! —se me podría caer la boca, él, él parece tener la misma edad que yo «¿Cómo mierdas es posible». Recuerdo la voz de sus palabras, su voz es la misma que tiene en este instante... ¿Acaso es un inmortal?

—¿Tú qué sabes? Me abandonaste —soltó mis manos lanzándome de un empujón contra la cama.

—Así que ese es tu enojo... Vaya —soltó un suspiro como si le cansaran mis reclamos.

—Oh, la lista es larga. También me quitaste mis poderes ¡Me dejaste vacía! —nunca le perdonaría haberme quitado mis poderes.

—Fue por el bien de los demás —aseguró parándose al lado de mi cama.

—Me deberían importar los demás ¿Por? —levante las cejas, estoy demasiado enojada con él.

—Veo que no desarrollaste la empatía —sonreí falsamente.

—No —y dejé de hacerlo mirándolo con rabia absoluta.

—Haces demasiado drama.

—¿Drama? Esto te parece drama, jódete —volteo sus ojos grises con fastidio, la piel dorada le brillaba gracias al sol que entraba por la ventana—. Me dejaste a la deriva con promesas absurdas que no entiendo, me quitaste mi poder y desapareciste. Pasaron catorce años y ni siquiera me diste una explicación, solo vuelves y esperas que actúe como si nada ¡Jodete!

—Pará mí no fueron catorce años.

—Pues para mí sí lo fueron. De niña espere a que ese hombre que me prometió cosas regresará, la niña creció y quiere que te largues ¡Ya!

—Me vas a oír ahora mismo Anabella, no me mate meses buscando una solución para que ahora solo me ignores —se quejó, y yo solo estoy confundida.

Matar y Sobrevivir [Dueto Destructores #1]Where stories live. Discover now