32. Anabella

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ANABELLA


Dos horas antes del ataque:

El ambiente de los casinos es tal cual y como me lo imagine: personas jugando y apostando por todo lado. Eso sí todos muy elegantes, pero paseando por algunos lugares puedo notar como algunos tienen tics en sus ojos, como si llevarán mucho tiempo apostando.

La adicción al juego es demasiado peligrosa, porque una vez que empiezas ya no quieres parar.

Han pasado dos horas desde que llegamos y me empiezan a doler los pies ya que no nos hemos detenido en ningún momento, hemos recorrido el casino de dos pisos una y otra vez para memorizar los puntos. Debo estar bien ubicada o todo me podría salir mal.

Me creí muy inteligente cuando elegí usar tacones de puntilla ya que se pueden desarmar y convertirse en dagas, pero en este momento me están matando del dolor en los pies.

¿Cómo va todo por allí? —pregunta Mila en el otro lado del intercomunicador, la he tratado de encontrar, pero está muy bien oculta. Todos ellos ahora son sombras.

—Fabuloso —contestó mirando a Yionne, como si fuera con ella con quién habló. Me la he pasado con mi mano sobre mi hombro para tener el intercomunicador cerca. Empiezo a notar que no fue un lugar estratégico para el intercomunicador. Aunque para saber nuestro estado vital están perfectos.

—Bellas damas ¿Necesitan acompañantes? —pregunta un hombre joven de traje sobresaltándome.

—Una disculpa, Garret es un imprudente —se disculpa el joven que lo acompaña, ambos parecen tener entre veinticinco y treinta y son muy parecidos, aunque el tal Garret tiene una nariz más prominente.

—Disculpas aceptadas —les sonríe Yionne que a su vez me mira como si tramara algo—. Y sí, claro que nos pueden acompañar.

Abro los ojos demostrándole mi inconformismo, pero cuando ella agarra el brazo de quien se llama Garret logró entender su plan. Claro, estando con dos hombres bajaremos las sospechas.

—Soy Rubí —le sonrió al otro chico—, un gusto.

—Hermoso nombre, como tú —me sonrojo ante el halago, el otro aprovecha para tomar mi brazo y agarrarlo debajo del suyo—. Bueno pues yo tengo un nombre más común, soy Erick Van Den Walle.

Yionne soltó una risita al oír el apellido, yo sonreí con ella mientras los dos hombres sonreían con pena.

—Sí, nuestro apellido es ridículo —Yionne deja de reírse cuando Garret habla—. Pero no importa, me alegra que las haga sonreír.

—¿Ustedes dos son hermanos? —pregunta Yionne cuando empezamos a caminar entre las mesas de juego.

—Lamentablemente —contesta Erick. Ambos me resultan graciosos—. ¿Ustedes son hermanas?

—¿Hermanas? —Yionne se ríe—. ¿Acaso eso no sería incesto?

Me quedo pálida cuando Yionne da entender que somos pareja.

—Ah, ustedes son novias —habla desanimado Garret, y con eso se me quita la palidez. Yionne es toda una mente maestra.

Era claro que el objetivo de los hermanos era acortejarnos para después llevarnos a la cama, pero si creen que somos pareja no lo harán, o eso espero. Decido unirme a la estrategia de Yionne.

—No, es mi esposa —enseñó mi anillo ya que el de Yionne es igual, pero en otro color, espero que eso los convenza los suficiente—. Pero a mi esposa y a mi nos encanta hacer amigos.

Matar y Sobrevivir [Dueto Destructores #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora