44. Gabriel

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GABRIEL

Camino al lado de Mila cueva adentro, fue un poco complicado llegar hasta aquí por el hecho de que la cueva está entre varios árboles y la oscuridad de la noche oculta el camino.

—¿Has traído linternas? —me pregunta y asiento buscándolas en la maleta que traigo en mi espalda, al sacarlas le pase una a ella y la recibió entrando en la cueva.

—¿No crees que deberíamos esperar a que lleguen los demás? —es mejor estar todos juntos, pero hare lo que ella crea mejor. Mila no supo que responderme y sólo movió la linterna de aquí para allá tratando de buscar algo dentro de la cueva.

—Solo quiero estar segura de que un monstruo no saldrá de allá adentro y nos comerá —sonreí, pero deje de hacerlo cuando note la caída de ánimo de Mila—. No sé cómo tengo el descaro de llamar monstruo a algo más, cuando yo ya lo soy.

Se a que se refiere, Mila se abrió conmigo contando lo que hizo hace años y yo aún no soy capaz de darle una explicación de lo que sentí. El problema es que no sé cómo hacerle entender con palabras que me importaba una mierda lo que hizo para defenderse, creí que sacar a las sombras y hacer que todos los Hansen se arrodillaran ante ella era suficiente respuesta «No es así».

Ella sigue con sus escudos mentales arriba y no tengo una forma de mostrarle que no la considero un monstruo y se me complica encontrar las palabras correctas.

Toda mi vida he dado órdenes, me he hecho entender y no se me ha complicado, pero ahora estando al lado de una rubia que mide casi lo mismo que yo las palabras se quedan atoradas en mi garganta.

No es que ella me aterrorice y piense que me hará daño «Puedo con ella». Mi miedo recae en lo que ella me haga hacer, en lo que crea que es mejor para ella y me pida que me aleje de ella.

No es como que haya pensado que después de que se acabe todo esto tendré algo con ella, hace mucho que he dejado de tener esperanza, sin embargo, ella hizo tan fácil que yo volviera a creer.

Dioses, haría lo que fuera para que ella estuviera a mi lado ahora que sé que podrá tener una vida, ahora que sé que ella tiene esperanza y yo igual. En mi vida solo he querido a dos personas y ella es una de ellas.

—Mila —la llame con la voz un poco entre cortada, me aterra la idea de arruinar todo—. Todos somos monstruos, de alguna u otra manera hemos hecho cosas malas. No somos especiales por hacer cosas atroces.

—¿Me estas ofendiendo? —alzó una de sus cejas y me quise golpear al ver que no entiendo mi punto.

—¡No! —casi le grite haciendo que ella se sobresaltara—. A lo que me refiero a que lo que te hace especial no es cuanta maldad hay en ti, ni las cosas atroces que has hecho. Lo que hace que seas especial es la manera en que afrontas las consecuencias.

—Nunca sentí culpa por lo que hice —negó con la cabeza dejando la linterna en el suelo—. No creo que eso me haga mejor, creo que me convierte en algo mucho peor.

—Tal vez —la había cagado ya, por supuesto, siempre hago algo mal, pero entonces algo cuadro en mi cabeza y entendí que ella no es grandiosa por ser una buena persona—. En realidad, eres un jodido monstruo, uno muy aterrador.

—Ya lo sé —su voz se quebró un poco mientras sus ojos se empezaron a llenar de lágrimas. No quiero que ella llore, pero soy tan incapaz de hacerme entender.

—¡No, en realidad no sabes nada! —me desespere, quiero dejar de hacer que ella se sienta mal.

—¡Me has dicho lo que ya sabía! ¿Qué más se supone que debo saber? —me grito de vuelta mientras las lágrimas se desbordaban por sus ojos, rodando por sus mejillas ahora pálidas.

Matar y Sobrevivir [Dueto Destructores #1]Where stories live. Discover now