42. Faye

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(En multimedia esta la referencia de Faye)

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FAYE

Las heridas físicas nunca dolerán tanto como lasque tenemos dentro de nosotros. Ningún puño me dolió tanto como las palabras deRiven cuando me volvió a ver.

Sucia traidora y mentirosa. Solo me usaste.

Me grito eso y aunque pude ver el dolor reflejado en sus ojos azules el odiopudo más. Él me odia y no puedo cambiar ese hecho.

Se que le podría decir que nunca lo use, que la primera vez que lo visimplemente tuve un flechazo. Que lo seguí a Manchester, aprendí sobre leyes enla universidad para estar cerca de él.

Aunque le dije a Erik Hansen que vine a este lugar con el plan de destruir a mipropia familia, a mi reino, mentí. Si bien soy la escoria de mi familia, nuncavine aquí pensando en destruirlos, ellos ignoraron mi existencia así quedesaparecí de casa y vine aquí.

Me hice aliada y le mentí a Erik Hansen solo para salvar a la amiga de Riven.Él habló de ella como yo siempre desee que mis hermanos hablaran de mí. Quierotanto a Riven que me partía el corazón pensar en que sufriría por la pérdida desu amiga.

Investigué a Riven como una chica obsesionada y descubrí toda su vida, incluidala de su círculo privado. Así fue como supe de Camila Hansen y Anabella Myers,la invocadora y la destructora.

De cualquier manera, hice todo por él y al final lo perdí al igual que mifamilia. Porque por supuesto no volveré a ser bienvenida allí. Soy la princesatraidora.

Estoy en medio de la sala de la casa de la amiga de Riven, ella es quien más hadescargado su furia conmigo. Es un tanto divertido que Riven siempre ladescribió como la pacífica del grupo y realmente es lo que menos parece; Con sucabello rojo, esos ojos violetas y la expresión de salvajismo absoluto esterriblemente aterradora.

Anabella me recuerda un poco a mi hermana mayor Oriana, además del cabello rojocomparten esa expresión en el rostro que asegura sufrimiento.

Las ganas de llorar me invaden cuando Riven baja las escaleras con Savannah «Miúnica amiga» o al menos lo era antes de que traicionara su confianza, ahoraella me ve con resentimiento y decepción.

—Ya deberías irte Savannah, el trabajo está hecho —con voz molesta Daniel, elBrave, le habla a Savannah.

—Me iré cuando quiera, Dani —Savannah choca su hombro con el de Daniel al pasarpor su lado.

—Solo estas aquí por el apellido de tu madre, Anna —Savannah se devuelve y susojos ámbar brillan con enojo. Se que le molesta ser rebajada a su apellido,todo el tiempo me repetía eso cuando compartíamos cuarto en la universidad.

—¿Cuál es tu obsesión conmigo? —Savannah palmea el rostro de Daniel y en menosde lo que espero él la agarra del cuello y la estrella contra la pared.

Me muevo rápidamente hacia ellos saliendo de mi escondite entre unas columnas,pero no es necesario que defienda a Savannah ya que ella sola lo puede hacer.

Daniel mantiene su agarre firme mientras la piel clara de Savannah empieza aenrojecerse. Su mirada no se rinde y lo mira retándolo a apretar más fuerte.

No puedo ver a Daniel de cerca, pero su espalda baja y sube con fuerza. Es comoun animal salvaje que se ha encontrado con su peor rival. Él se da la vuelta yse agarra su cabello castaño oscuro con fuerza antes de decirle a Savannah:

—Maldita mimada —su mirada se encuentra con la mía y me asusta lo enojado queparece.

Él no me presta atención y simplemente sale de la casa con fuerza, dejando esaextraña sensación asfixiante de la tensión.

—¿Estás bien? —trato de acercarme a Savannah, pero ella me fulmina con lamirada.

—Eso a ti nunca te ha importado, princesa traidora —sus ojos se llenan delágrimas, pero alza su mentón y se va de mi lado.

Me doy la vuelta cuando siento que todos aquí me están mirando. Estoy en unacasa en la que todos me odian. No tengo un lugar al que ir, no hay gente que mequiera ¿Qué se supone que haga?

La necesidad de irme a llorar en un rincón donde nadie pueda verme me abarca, asíque decido que lo mejor es irme de esta casa. Nadie me quiere ni me necesita,Riven está a salvo y eso es lo que más me importa.

Cierro la puerta detrás de mi lista para ver como seguiré viviendo, peroentonces alguien sale detrás de mí. Me doy la vuelta encontrándome a la amigapelirroja de Riven, ella aun me mira con rabia, sin embargo, me indica que lasiga busque a adentro.

Mi instinto de supervivencia me dice que no la siga, allí ella podríaasesinarme, pero de igual manera no tengo muchas ganas de seguir viviendo, asíque cualquier cosa que me diga o haga es una ganar—ganar.

Al estar lo suficiente alejadas de la casa Anabella se detiene y se voltea unpoco notando mi presencia. Me observe tratando de analizarme, aún con su miradasevera puedo percatarme de un agujero en su muro de rabia, ella mira conlástima la parte lastimada y rota de mí.

—¿Quién eres? —me pregunta.

—Eso no importa —aunque me siento herida mi voz sale fuerte y autoritaria.Poderosa como lo que soy, una princesa.

—Yo diría que si —su voz también fue fuerte y segura. Como la de una reina quesabe que de cualquier manera ganó—. Si no te has ido es porque has traicionadoa tu gente.

—No tengo gente —la interrumpo—. Estoy sola.

—Eso no lo creo, eres una princesa y ya lo sé. No mientas más, deja caer tumáscara, deja de mentir, por favor ¿Sí? Mi condescendencia tiene un límite.

—No me das miedo, destructora de mundos —me enderezó levantando mi mentón. SoyFaye Grosvenor, nadie me hará sentir inferior.

—Yo diría que si —me sonrió con auténtica maldad, luciendo como un demonio—.Habla, ahora. Chica Grosvenor.

—Mi historia familiar no te importa en absoluto, pero si lo que hago aquí¿Verdad?

—Por supuesto, tus problemas fuera de Riven no me interesan.

—Vine aquí sin un propósito claro, aunque muchas veces se pasó por mi mentellevarte a mi reino. Ganaría el respeto de todos si cazara a una destructora demundos.

—¿Por qué no terminaste de ejecutar ese plan? Tenías a Riven en tus manos parausarlo contra mí.

—Estuve seis meses con él, a su lado día y noche, nunca había estado tantotiempo con una misma persona —respiro profundo mientras la observó a los ojos—.Te dije que el reino no es mi gente, no, porque no los conocía en absoluto.

—Pero a Riven si —me interrumpió—. Riven es tu gente.

—Y yo no entregaría a mi gente —termine la frase.

La compresión iluminó el rostro de Anabella y volvió a hablarme:

—Pero lo entregaste al padre de Mila —agache la mirada, pero nuevamente levantómi mentón y empiezo a explicar.

—No era para herirlo, era un plan más grande. Lo único que te debe importar esque ahora tu amiga nunca más estará bajo las garras de los Hansen y losGrosvenor no te molestaran más.

Anabella me sigue observando con atención y aunque la hostilidad permanece enella, pude ver como algo se suavizó en su mirada. Es como si por fin pudieraver su rostro real, ella es hermosa de una manera angelical, aunque sus ojos lahacen parecer un demonio. A pesar de su ropa de guerra, la cicatriz en supómulo y su gran poder puedo observar a una chica valiente que solo estádefendiendo a los suyos.

—¿Cuál es tu hombre real? —su expresión cambió a fría determinación mientras meextendió la mano.

—Faye —respondo un poco a la defensiva.

—Estás en mi equipo ahora, Faye —no es una pregunta, es una orden obviamente.

—Nunca insinué que quisiera estar dentro —ignora mi clara protesta y estrechomi mano.

—No te estoy preguntando si quieres estar dentro —aprieta mi mano con fuerza ysus poderes empiezan a crecer a mi alrededor. El viento mueve mi cabello confuerza y la tierra y hojas me rodean como una clara amenaza —. O luchas connosotros o mueres, no hay más opciones.

Me asusté cuando la atmósfera a mi lado se hizo más pesada, empecé a sentircomo si su poder empezará a ahogarme. El mismo miedo hizo que mis poderesreales salieran a colisión, una chispa de un tono rosa empezó a crecer en mismanos, Anabella la observó y aun así no se dejó intimidar.

No tiene razón para verme como una amenaza cuando mi poder solo es crearportales que me permiten tele trasportarme.

Su cabello empezó a moverse a su alrededor y juro que en este momento pareceestar en llamas al igual que sus ojos violetas que brillan con el fuegoardiente de la clara amenaza hacia mi persona.

O acepto estar de su lado o ella me asesinara.

Batallo conmigo misma en busca de una respuesta, no sé si debería aliarme congente que me odia.

«Pero no tienes nada más»

Finalmente devuelvo el apretón y habló mientras ella detiene su poder contra misabiendo mi respuesta a su orden:

—¿Qué tengo que hacer?

—Matar y sobrevivir.

Matar y Sobrevivir [Dueto Destructores #1]Where stories live. Discover now