CAPÍTULO VEINTISEIS

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Lan Qiren esperaba a su sobrino menor, a Wei Wuxian y a los remanentes Wen rescatados del camino Qiongqi.

El mensaje que había recibido de Lan Xichen era claro.

"Se recibirán a los remanentes Wen que Wangji y el joven maestro Wei escoltan. Confío en el juicio Lan y en que haremos honra de nuestro lema.
Está demás pedir los cuidados necesarios para las víctimas de las ambiciones de Jin Guangshan."

Los ancianos discutieron sobre lo que les tocaría hacer, así que se prepararon para recibir a cultivadores exiliados Wen.

Su sorpresa fue grande al ver al pequeño grupo de quince personas, el cual estaba compuesto por catorce ancianos y un niño.

Lan Wangji y Wei Wuxian se adelantaron a los discípulos Lan y explicaron que esos eran los remanentes de Wen.

Rápidamente fueron transportados en camillas para la enfermería del clan.

—Wei Ying. Llamó Lan Wangji al caminar junto a él

—Dime Lan Zhan. Respondió.

—Ahora habrá una reunión con el tío y el concejo de ancianos. Puedes esperarme en el Jingshi, ordenare un baño y comida para ti. Lan Wangji odiaba no poder sostener a Wei Wuxian como lo había venido haciendo, pero dentro de su secta no podía romper las reglas que había estado rompiendo desde hace mucho.

Wei Wuxian le hizo un puchero pero comprendió las obligaciones de Lan Wangji.

—Lo entiendo Lan Zhan, iré a tu residencia y tomaré un largo baño. Pero quiero comer contigo. ¿Puedo esperarte?

Lan Wangji vio a los diferentes lados para cerciorarse de que estaban solos para besar rápidamente a Wei Wuxian.

El beso fue breve, pero cálido y lleno de amor.

—Esperame. Pidió.

Wei Wuxian le sonrió tímidamente antes de devolver el beso con la misma prisa.

—Te amo. Iré a acicalarme para ti.  Respondió Wei Wuxian guiñandole un ojo.

Lan Wangji se aferró a sus obligaciones con toda su fuerza de voluntad para no irse con Wei Wuxian y no salir del Jingshi por días.

Wei Wuxian caminó en soledad rumbo al Jingshi, entró y se sintió cohibido. Ese era el espacio de Lan Wangji, la residencia privada del hombre al que amaba. Aunque había estado hace unas semanas en el lugar como invitado, ahora todo era diferente, pues su relación con Hanguang-jun había cambiado completamente.

Wei Wuxian caminó vagamente para revisar el espacio. Sonrió al ver que todo olía a Lan Wangji, que todo gritaba que era él el dueño de esa casa. Libros de poesía resaltaban en la estantería, además de algunos pergaminos que contenían las reglas Lan.

Cuando la puerta fue tocada un discípulo dejó agua para el baño de Wei Wuxian.

—También traje suficiente para Hanguang-jun. Dijo el joven.

Wei Wuxian agradeció y entró todo hacia el área designada.

Todo era tan ordenado y limpio que Wei Wuxian tuvo miedo de ensuciar algo.

Tal y como lo había prometido, Wei Wuxian tomó un baño largo, se tomó el tiempo para lavar correctamente su cabello, colocando los mismos productos que Lan Wangji usaba, también lavó su piel y frotó sus marcas ganadas cuando él y Lan Wangji por fin tuvieron algo de intimidad.

Se sonrojó al ver su pecho con algunas mordidas, y cuando se tocó la parte baja de su cuerpo una especie de energía eléctrizante lo atravesó.

FÓRMULA PARA ENAMORARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora