CAPÍTULO SESENTA Y OCHO

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Gusu Lan celebraba su primera boda en años.

Atrás habían quedado las ceremonias lúgubres y aburridas.

Hoy Cloud Recess brillaba en rojo desde los jardines bellamente decorados con sutiles toques de rojo hasta los salones que se ocuparían.

El movimiento era enorme y Lan Qiren se veía satisfecho.

Difícilmente la boda de su sobrino se vería superada.

La decoración era natural, nada de opulencia.

La belleza de Cloud Recess se veía potenciada ante la mezcla de lotos, rosas rojas, peonias rosas (a petición de Lan Wangji) y gencianas.

Al llegar el medio día, los invitados llenaron la secta Lan y al atardecer todos se dirigieron al salón designado.

Lan Wangji y Wei Wuxian fueron  preparados por aparte.

Jiang Cheng y Jiang Yanli se ocuparon de Wei Wuxian, mientras Lan Xichen y Lan Qiren de Lan Wangji.

Wen Qing y Wen Ning se ocuparon de los hijos de la pareja y del hijo de Lan Xichen (y Jiang Cheng).

Las familias tomaron sus lugares correspondientes y Lan Wangji entró al salón.

Las miradas y murmullos llenaron el salón  y Lan Wangji hizo caso omiso, se paró donde el protocolo indicaba y esperó por Wei Wuxian.

〰️

Hubo un día hace trece años.

A-Ying vagaba en las calles de Yiling buscando qué comer cuando lo vio.

Un ángel.

Vestido de blanco con un tanghulu en la mano, estaba el niño más hermoso que Wei Ying había visto a sus cinco años.

Tan limpio, tan puro, tan bueno cuando lo notó entre la gente y le extendió su dulce para compartirlo.

A-Ying estaba muy hambriento, llevaba tres días sin comer después que unos perros callejeros le arrebataran un bollo de carne.

Sin ningún modal Wei Ying tomó el dulce y lo mordisqueo, zumbando de alegría.

Como un niño de la calle, él no tenía muchas oportunidades de comer, mucho menos esos deliciosos dulces que muchos días anhelaba.

El pequeño ángel se acercó a él y con su vocesita lo corrigió cuando se llenó la boca.

—No se debe llenar la boca al comer.

¡Tan lindo!

Wei Ying comió de mejor manera para que su ángel no se enfadara y lo dejara solo o peor aun, le quitara tan delicioso manjar.

El pequeño ángel le ofreció su reluciente pañuelo para que A-Ying se limpiara la boca cuando terminó de comer.

—¡Muchas gracias! Fue lo primero que A-Ying dijo.

—A-Ying agradece al ángel que los cielos enviaron a alimentarlo.

El pequeño frunció el ceño y corrigió nuevamente.

—No soy un ángel, soy A-Zhan de Gusu Lan.

A-Ying abrió la boca con sorpresa.

—A-Zhan de Gusu Lan, ¡Soy A-Ying!

A-Zhan hizo una bonita reverencia al niño que se encontraba frente a él. Su tío le había enseñado que los modales eran importantes cuando conocía a alguien.

A-Ying sonrió y tomó las manos de A-Zhan para intentar atraparlo en un abrazo.

A-Zhan se tensó pero no rechazó el contacto.

FÓRMULA PARA ENAMORARWhere stories live. Discover now