CAPÍTULO CINCUENTA Y TRES

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Bajo el cielo nocturno de Qinghe Nie, Lan Wangji y Wei Wuxian estaban sentados fuera de su habitación.

Había sido un día difícil y agotador.

Xue Yang se durmió profundamente después de escuchar de sus padres que nunca lo dejarían atrás, que siempre estarían allí para él.

A-Yuan y A-Yu ni siquiera entendían qué había pasado.

Los ahora padres estaban en silencio mientras sus manos estaban unidas.

Fue Wei Wuxian quién rompió el silencio.

—Tú tío me dijo que cuando eras un bebé Lan, te perdiste en Yiling. Mencionó.

Lan Wangji alzó el rostro y recordó.

—No me perdí, salve a un niño.

Wei Wuxian volteó a verlo.

—Shufu, xiongzhan y yo fuimos a Yiling después que Muqin murió. Yo persegui a un vendedor que tenía los dulces favoritos de ella, pensé que si los llevaba ella me recibiría de nuevo.

Wei Wuxian sintió su corazón  pesado y acarició el rostro del Lan.

—Mi amor, no quise recordarte algo triste.

Lan Wangji negó y aceptó el beso de Wei Wuxian.

—Está bien, apenas recuerdo al niño que ayudé, un anciano lo estaba golpeando porque hurgaba en su basura.

Wei Wuxian se tensó de inmediato.

—El niño dijo que no había comido y yo le di los dulces que había comprado.

—Tanghulu. Menciono Wei Wuxian mientras veía a Lan Wangji con lágrimas en los ojos.

Lan Wangji asintió y ladeo la cabeza sin entender las expresiones de su pareja.

—¿Qué pasó después? Preguntó Wei Wuxian, sonando ansioso.

Lan Wangji recordó los hechos.

—Intente buscar a los padres del niño, no lo logramos y él me dejó en el área de las posadas. Le dije a mi tío que había un niño que me había ayudado, pero cuando salimos no lo encontramos.

Wei Wuxian dejó caer un par de lágrimas.

—¿Le diste un tambor cuando no encontraste a sus padres para consolarlo? Preguntó Wei Wuxian mientras veía a Lan Wangji a la cara.

El Lan asintió y abrió los ojos con sorpresa.

—Wei Ying... ¿Eras tu?

Wei Wuxian sonrió y abrazo a Lan Wangji antes de empezar a llorar.

Esa era una de las partes buenas de su infancia en las calles, el recuerda, recuerda a un niño que le dio fruta confitada y un tambor, tal vez no con la claridad deseada, pues no recordaba su rostro y nunca supo su nombre, pero lo hacía, solía hablar de él como un ángel, un ángel que sembró en él el proteger a los débiles, de ayudar a los necesitados. El saber ahora que ese niño se había convertido en el hombre que amaba lo conmovió grandemente.

Lan Wangji apenas podía creer lo que pasaba, su memoria siempre había sido excelente, pero esa época de luto por su madre se resumía en el intentando ir con ella por cualquier medio. Recuerda haber ayudado a un niño de su edad, pero su rostro se desvaneció en su memoria.

Wei Wuxian empezó a reírse después de haber llorado.

—¡Lan Zhan! ¿Cómo pudiste olvidar a mi pequeño yo? Preguntó.

Lan Wangji intentó recordar y solo obtuvo la imagen de una mano pequeña y sucia que lo sostenia entre las calles.

Lan Wangji tomó la mano de Wei Wuxian y la besó.

FÓRMULA PARA ENAMORARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora