• Memories: I will protect you •

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Kaeya llevaba tan solo una semana viviendo en la mansión Ragnvindr y Diluc, lamentablemente, lo había escuchado hablar tan solo un par de veces durante esos días.
          

Tomaba desayuno con ellos, pero comía bastante poco, siempre dejaba la mitad de la comida en su plato.
          

Incluso el primer día no había probado bocado alguno.
          

Notando esa actitud un tanto tímida y reacia a disfrutar un poco de su nuevo hogar temporal, el pelirrojo intentó mostrarle los bellos paisajes del viñedo para hacerlo sentir bienvenido, pero cada vez que cruzaban la puerta principal y salían a la luz del sol, parecía increíblemente asustado, dando un paso atrás y jalando de su prenda superior para arrastrarlo con él.
          

Desechó esa idea de mostrarle los jardines de la mansión queriendo preguntarle cuál era el problema, descubrir qué era a lo que le tenía tanto miedo, pero no debía transgredir la poca confianza que había logrado crear.
          

Durante la tarde le mostró todos sus juguetes para que se divirtieran juntos e incluso le prestó sus libros favoritos para que pudiera leerlos, pero descubrió otra cosa más... Kaeya no sabía leer bien su idioma y eso le causó una incomodidad inmensa que le comentó al instante a su padre.
          

Quizá no era hablador porque tenía temor de cometer algún error al pronunciar las palabras, así que le pidió a su padre que le seleccionara un tutor personal.
          

El maestro Crepus estuvo de acuerdo al instante.
          

Era cierto que Kaeya no hablaba, solo hacía gestos o expresiones sutiles para poder comunicarse, pero lo más inquietante de todo, es que sus gestos faciales daban a entender que desconfiaba, que estaba aterrorizado de todo a su alrededor.
          

Diluc nunca lo presionó, y es que se había dado cuenta de su constante incomodidad, así que se encargaba de llenar los espacios de silencio hablando hasta por los codos, intentando hacerle sentir bien recibido y acogido a su lado.
          

-¡Kaeya!
          

El paso lento y pausado del moreno se detuvo al pie de las escaleras, girando su cabeza en dirección al pelirrojo que corría despavorido con la intención de alcanzarlo.
          

-¿Vas a tu habitación? -El menor se limitó a asentir un par de veces en respuesta, sin verbalizar ninguna palabra.
          

Diluc ya estaba acostumbrado a su silencio constante, su padre le había dicho que aún debía acostumbrarse a la vida en el viñedo, ya que al parecer, sus padres no daban señales de venir a buscarlo a Mondstadt.
          

-¿Me acompañas a dar un paseo?
          

Kaeya frunció ligeramente sus labios en un delgada línea de duda. Pasaron un par de segundos incómodos mientras observaba el gran ventanal, notando como la luz del sol comenzaba a desaparecer en el horizonte.
          

Diluc, impaciente, ni siquiera esperó a que su compañero de juegos respondiera, simplemente tomó su mano, con toda la confianza del mundo y lo jaló en dirección a la puerta principal trasera, sonriendo para sí mismo al notar que Kaeya no se resistía al agarre.
          

 • This is our story • [ Kaeluc | Genshin Impact ]Where stories live. Discover now