• This is our story • [ Kaeluc | Genshin Impact ]

• Intermediate: Our meeting •

» Intermediate: Our meeting.　　　　　　　

　 　　　 　　 　　 　　　 　　 　
　 　　　 　　 　
　 　　　 　　 　
Diluc no quiso que nadie se enterara de su regreso hasta que todo estuviese siendo manejado a su gusto.
　 　　　 　　 　

Pasó al menos un mes organizando archivos e intentando mantenerse al día con todos los documentos formales que debía firmar, además de leer todos los informes mensuales que Elzer había escrito para describir cada suceso importante que había ocurrido con respecto a la bodega.
　 　　　 　　 　

Agradecía enormemente que su padre hubiese contratado a hombres tan capaces para realizar su trabajo, porque luego de recibir el control completo del Viñedo, sintió que realmente su ausencia no había repercutido en absoluto en las ganancias de la producción de vinos, ni en la administración de la misma.
　 　　　 　　 　

Pero lo que sí necesitaba resolver, era el ineficiente manejo de los Caballeros de Favonius sobre la seguridad de Mondstadt.
　 　　　 　　 　

Si había podido entrar a la ciudad sin ser visto por nadie, solo demostraba que el trabajo de los vigilantes de la zona dejaba bastante que desear.
　 　　　 　　 　

-Maestro Diluc.
　 　　　 　　 　

Adelinde entró a la oficina con cautela, observando como ahora el pelirrojo usaba la silla detrás del enorme escritorio de su padre, rasgando la pluma con disciplina mientras las velas encendidas le hacían compañía.
　 　　　 　　 　

-¿Si?
　 　　　 　　

-Usted... ¿Qué estuvo haciendo todo este tiempo? -La doncella no quería inmiscuirse demasiado en temas personales, pero no podía dejar pasar el hecho de abandonar de la noche a la mañana su hogar y desaparecer por tres años completos, regresando con los ojos más opacos, cubierto de heridas y cicatrices nuevas y con el aura más destruida que nunca.
　 　　　 　　

-Viajé. -La respuesta fue cortante, y lamentó no mostrarse más expresivo, pero la verdad es que no deseaba hablar con nadie. El vigilante, quien había sido su último acompañante en el año restante, tampoco hablaba demasiado, solo lo estrictamente necesario, así que ya se había acostumbrado a no verse necesitado de mantener una conversación.
　 　　　 　　 　

-¿Por tres años?
　 　　　 　　 　

-Fue un viaje largo y difícil.
　 　　　 　　 　

La mujer soltó un suspiro profundo sabiendo que ya no tendría ninguna oportunidad de sacarle más información al pelirrojo.
　 　　　 　　 　

Era completamente diferente al joven adolescente, alegre y servicial que había conocido tiempo atrás.
　 　　　 　　 　

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-¡Capitán Kaeya! ¡Es él!
　 　　　 　　 　

Kaeya parpadeó un par de veces mientras se estiraba sobre el respaldo de su silla, bostezando exageradamente ante la mirada atenta de dos de sus hombres.
　 　　　 　　 　

-¿Él?
　 　　　 　　 　

-El héroe oscuro que nos ha traído tantos problemas.
　 　　　 　　 　

El moreno solo comenzó a reír, ni siquiera recordaba que Jean le había dado un encargo nuevo hace tan solo un par de semanas.
　 　　　 　　 　

Al parecer, un justiciero había aparecido en Mondstadt, atrapando ladrones, devolviendo pertenencias robadas a sus dueños y enfrentándose a Fatuis solitarios para interrogarlos y quitarles sus curiosos armamentos.