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APENAS ENTRÓ A LA HABITACIÓN SKYLAR ARROJÓ su bolso en la cama, justo en las almohadas, y se sentó en el final de la misma observando a su alrededor.
Paredes desgastadas. La mesa polvorienta. Hasta ahí le llegaba el olor de alcantarilla del baño. Sin olvidar las raras manchas típicas de Motel.
— Esto es un asco. — Murmuró sacando su celular de su bolsillo y con la marcación rápida llamó al primer número de la lista. — Hola papá.
—Pequeña, hola. ¿Cómo has estado?
— Muy bien. ¿Ustedes qué hacen?
—Nada importante, solo una estúpida cacería que se nos está complicando. — Se escuchaba cansado.
— Háblame de ello, capaz y los puedo ayudar. — La chica se acostó en la cama y miró al techo.
—Bien, primero creímos que era un hombre lobo porque atacó en luna llena, tal vez un descontrol. Pero luego...
—Pero luego apareció otra víctima con la sangre totalmente drenada. — Habló otra voz.
— Un vampiro. Hola papá Sam.
—Hola, cariño. Bueno, y después apareció un chico diciendo que la tercera víctima había sido asesinado por su esposa, la cual había muerto hace años.
— Un fantasma. Bien creo que ya sé que es. Solo les haré una pregunta. ¿Han visto a Gabriel?
—Hijo de perra. — Maldijo Dean entre dientes. — ¿Cómo no nos dimos cuenta?
— Porque están muy estresados como para notarlo, de nada por cierto.
—No se que haríamos sin ti. — Dijo Sam. — Hablaremos con Gabriel sobre las muertes.
— Vale...
—¿Tú estas bien? Suenas rara. — Le preguntó Dean frunciendo el ceño del otro lado.
— Si, solo estoy cansada, tuvimos que parar en un Motel barato porque la junta se pospuso para mañana. Por muy afortunada que soy el entrenador me dió una habitación para mi sola.
—¿Segura que no hay nada más? — Cuestionó Sam con un presentimiento.
— Segura. — Skylar cerró los ojos arrugando las cejas al mentirle a sus padres-hermanos.
