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—¿Cómo crees que se lo tome? — Le preguntó bajando de la moto.
— Bien, supongo. — Le sonrió tranquilizandola. — Scott le dijo que te harían unos estudios y por eso no podría ir a visitarte.
— Estará feliz de verme, espero. — Murmuró y le dió un beso en la mejilla como despedida. — Nos vemos, Jake.
— Igual, Lyar.
La castaña caminó hacia el edificio y tomando una gran respiración, entró.
Ahí estaba, sentado con los pies sobre el escritorio y el libro ya por terminar. Se veía cansado y aburrido, a Skylar le recordó como cuando lo conoció.
— Emmm, ¿Disculpa? — Habló haciéndose notar.
— Espera que termine este párrafo, está muy... — Se quedó a mitad de su oración cuando reconoció la voz. Con lentitud volteó la cabeza y la vió. — ¿Bonita?
— Hola, Ash — Dijo con una sonrisa.
El castaño tiró el libro detrás de él y se levantó corriendo hacia ella, abrazandola con fuerza y levantandola del suelo.
— ¿En verdad eres tú? — Murmuró contra su cuello y bajandola.
— No Ash, soy mi maldito fantasma que vino a atormentarte. — Contestó divertida.
— Entonces tendré que ir a buscar sal y hierro. — Siguió con la broma.
Ambos se separaron y sonrieron sin poder creerlo.
— ¿Blake? — Habló un chico con el mismo uniforme que el.
—Frank, que bueno que ya llegaste. — Asher tomó la mano de Skylar y caminó hasta el ascensor. — ¡Qué tengas una buena noche! — Gritó de que el ascensor se cerrará.
— ¿Te quedas conmigo? — Pidió la chica.
— Obvio que si. Debes decirme todo lo que sucedió. Sabes que...
— Amas el chisme. — Completó haciéndolo sonreír mientras entrecerraba los ojos. — Te escuchaba. Todo el tiempo.
Él abrió los ojos como platos. — Si, en definitiva tenemos mucho de que hablar.
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— ¿Estás seguro que es buena idea? — Le preguntó a su hermano caminando hacia los vestidores.
