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SKYLAR CAMINABA EN CIRCULOS CON EL TELÉFONO EN su oreja, impacientemente y preocupada.
— Lyar, tranquilízate.
— Repite eso otra vez y terminarás sin lengua.
El chico esperó unos minutos para volverle a hablar.
— Skylar....
— ¡¿Por qué no contesta?!
— Porque está buscando a su mejor amigo, y debe estar asustado. — Colocó sus manos en sus hombros viéndola a los ojos. — Y si quieres ayudarlo debes pensar como cazadora. Osea....
— Con la mente fría y sin emociones.
Ella suspiró y asintió acostando su frente en su pecho.
— Quiero que esto acabe.
— Lo sé, yo también quiero lo mismo.
La risa estruendosa de Asher mientras bajaba las escaleras hizo que lo miraran con el entrecejo fruncido.
— ¿De que te ríes?
— Que te importa.
— ¿De que te ríes, Ash?
— De Stiles. — Jacob puso los ojos en blanco por lo infantil que era. — Le pidió a Braeden un arma. — Volvió a reir. — Y el muy idiota ni siquiera pudo atraparla.
— Es por su problema de TDAH. — Explica la chica. — Aún no sabe cómo manejarlo, pero sigue aprendiendo.
— De acuerdo. — Asher le sonríe dándole ánimos. — Oye, tranquila Bonita, mientras ustedes buscan a Mason yo me quedaré con Malia y Braeden, para apoyarlas con la Loba del Desierto.
— Gracias Ash. — Agradece abrazando su brazo mientras acuesta su cabeza en su hombro.
— No es nada, sabes que quiero mucho a Malia. — Mira al moreno con una sonrisa sarcástica. — Más que a otros.