Capítulo 32.

6.3K 529 735
                                    

ERA ABRUMADOR LO MUCHO QUE PODÍA CAMBIAR MI VIDA CON NUEVA COMPAÑÍA.

No por Quinn, sino por Noah y Matt. Me tenían al borde de un constante ataque de pánico con lo tanto que tenía que socializar y salir de mi zona de confort últimamente.

—¡Olivia! —gritó alguien a mis espaldas—. ¡Mi nerd favorita!

Rechiné mis dientes y giré a ver a Matt Talbi. Ya podía sentir los ojos de todos en el pasillo sobre nosotros.

—¿Qué quieres?

Nunca lo odié tanto como cuando se arrodilló frente a mí como si me estuviera por ofrecer matrimonio, con las manos por detrás, y me sonrió ampliamente.

—Estoy enamorado de ti —dijo, y sacó sus manos de su espalda, ofreciéndome algo.

Le arranqué el papel de las manos, chillando con felicidad y sorpresa sin importarme la creciente marea de gente viendo el espectáculo.

Teníamos un 10 en nuestro trabajo de Latín.

—Soy tan inteligente —solté, admirando mi primer 10 del año.

—No es como si lo hubieras hecho sola —dijo luego de pararse.

Giré la hoja para que la pudiera ver y tracé las palabras con un dedo.

—¿Ves eso? Es mi letra. No veo la tuya ahí.

—Si eso te ayuda a dormir por las noches...

Sonó el timbre, marcando el fin del receso. Le devolví la hoja para que la pudiera guardar con el resto del trabajo y lo enmarcáramos. Por mí, debía estar colgado entre los cuadros importantes del pasillo principal.

—No somos tan mal equipo.

Hizo una mueca de indignación.

—¿No responderás a mi declaración de amor?

Riendo, le palmeé el hombro falsamente antes de voltear y dejarlo allí plantado. Sentía las miradas de todos en mí, y esta vez sabía que no eran imaginaciones mías, que realmente había llamado la atención. No era todos los días que Matt Talbi se ponía de rodillas ante una chica públicamente, después de todo.

Pensé que había ganado, cuando él gritó tan alto que se podría haber oído hasta la oficina de Beatriz a pesar de que estábamos en el segundo piso:

—¡Sé que es grande, pero no deberías asustarte!

Hui del corredor y de los rumores que sabía que acababan de nacer, con el cabello golpeándome las mejillas de lo rápido que iba.

Dos períodos después, Dita se abalanzó sobre mí apenas me vio.

—¿Por qué se dice que eres la novia de Matt Talbi? —soltó bruscamente.

Rodé los ojos. Sabía que el idiota causaría estas cosas.

—Hola, Dita. ¿Cómo estás el día de hoy? No nos vemos desde el primer período, ¿la has pasado bien en tus clases?

Pasando un brazo por mis hombros, me arrastró con ella a la biblioteca para nuestro período libre. Refunfuñando, me aparté lo máximo que podía de su abrazo y la seguí.

Luego de que la bibliotecaria nos anotara en el sistema y nos regañara porque Dita tenía una botella de agua en manos, nos fuimos a sentar a una de las mesas del fondo. Había una mesa libre entre nosotras y unas dos chicas, pero nadie más por allí. Al ser la hora que se usaba para almorzar, era más fácil pasarla fuera de la biblioteca. Entrar comida era tan difícil como robar un banco.

El Manuscrito (#1)Where stories live. Discover now