Capítulo 54.

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SOLO PODÍA PENSAR: ¿CUÁNDO PARARÁ?

—Pasa —dijo Papá cuando me vio en el umbral del estudio.

Me senté en la silla frente a él, con los hombros rígidos. Debía querer darme el regaño del siglo por haber abandonado el funeral de mi propio hermano sin siquiera avisar.

—Tengo dos cosas para decirte —continuó. Su tono carecía de emoción, al igual que su rostro—. Tienes que tomar la decisión ahora mismo. Y entre las opciones para...el segundo tema, no existe un "no", ¿entendido?

—Entendido.

No entendía una mierda.

—Bien. Tu madre estaba guardando la noticia para después del funeral, pero evidentemente todos fallamos en tener en cuenta al nivel que tu falta de respeto puede llegar... —Se removió en la silla, carraspeando—. Lo que quiero decir es que tu madre ha decidido que lo mejor para ella será volver a internarse por un tiempo indefinido. Fue lo suficientemente inteligente para esta vez no dejarlo llegar a extremos y cortar el problema de raíz. Si quieres despedirte de ella, hoy es el día. Mañana se internará.

Parpadeé.

—¿Se internará? ¿Dónde? ¿Por qué?

—Como acabo de decir, está pendiendo de un hilo. Ya es frágil de por sí y esta pérdida la podría hacer caer por el precipicio. Es por esto que volverá a internarse hasta que los profesionales determinen su egreso. ¿Entendido?

Esta perdida, como si no fuera suya también... ¿Por qué me hablaba como si fuera un negocio de su trabajo?

Mientras yo procesaba, él fue a la vitrina en la otra esquina y se sirvió una considerable cantidad de algún alcohol en un vaso. Cuando regresó a su lugar, me observó con una ceja arqueada mientras le daba un trago. No por primera vez en mi vida, sentí la necesidad de arrancarle la expresión con las uñas.

—¿Solo hoy? —pregunté en voz queda—. ¿Solo hoy tengo?

—Hasta que regrese, sí.

—¿Y cuándo regresará?

—Eso ya lo he dicho, Olivia.

Tiempo indefinido, mi cabeza susurró como un eco. Mamá no regresará por un tiempo indefinido.

—¿Qué más? —Decidí pensar en Mamá más tarde, aunque supuestamente no tenía esa opción—. Has dicho que son dos cosas. ¿Qué otra cosa hay? ¿La abuela se murió? ¿Me internarás a mí también? ¿Tienes una enfermedad terminal?

—No eres graciosa —me cortó—. En lo absoluto.

—No opino lo mismo.

—La otra cosa es que mañana por la mañana iremos a inscribirte a la universidad. Tienes hasta entonces para elegir tu carrera, a menos que prefieras que yo me encargue.

—No —me crucé de brazos—. No haré eso, mucho menos ahora.

Tomó un largo trago de su vaso antes de contestar.

—Solo porque la vida de Hunter acabó, no significa que la tuya deba parar.

—¡No puedes hablar así de él! —grité, golpeando el brazo de la silla con un puño—. ¡Y no me puedes obligar a tomar una decisión así ahora!

—La deberías haber tomado hace tiempo. Esto no es debatible; mañana tu nombre estará en los registros de la universidad, lo hagas tú o no. Sugeriría que lo aceptes ahora, a menos que quieras que yo elija tu futuro por ti.

—¿Por qué ahora? —Era una sorpresa que al menos una palabra saliera de mi boca, cuando lo único que pasaba por mi cabeza era lo mucho que quería estrangularlo—. No me puedes pedir que piense en mi futuro después de que Hunter... Después de Hunter. No puedo hacer esto.

El Manuscrito (#1)Where stories live. Discover now