las dos peores horas

26.6K 1.9K 47
                                    

Julietta.

La celebración por nuestro matrimonio y mi recuperación, fue todo lo contrario a la locura de sueño que tuve.

En realidad fue la reunión mas aburrida a la que e asistido. A las doce de la noche ya me quería ir.

Era una reunión de viejos. Si puros socios de la empresa de la familia de Christiano. Amigos allegados a la familia y nuestras familias.

La reunión se baso fue en un par de brindis. Conocer a más de un señor o señora importante.  Y una cena. Que fue en realidad lo único especial de la reunión, o más bien, creo que fue el hecho de que me moría de hambre.

Me encontraba escondida en un pequeño rincón del jardín fumándome un cigarrillo, volví al hábito de fumarme uno cuando estaba estresada p aburrida como era el caso en este momento. Cuando escuche un ruido a mis espaldas. Me voltee asustada y por poco tiro el cigarrillo.

Tranquila—dijo Evangelina—soy yo. Y por lo que mas quieras no votes ese cigarrillo, le logre robar dos a Marcos—dijo mientras se acercaba y se colocaba a mi lado—préstame el tuyo para encender este—me pidió—necesito des estresarme. Papa me tiene loca con que le pongamos fecha a la boda, y esta reunión—dijo mientras hacia un movimiento con el brazo indicando lo que hablaba—me tiene de un aburrida.

Somos dos –le dije.

¿A que hora vamos a ir mañana de compras?—pregunto mientras le daba un jalón a su cigarrillo.

¿Vamos?—pregunte.

Si. Vamos—me confirmo—tú necesitas un vestido de novia y yo uno de dama de honor—dijo—o se te había olvidado.

No. No. Tienes razón no se—dije mientras pensaba—se me ocurre una gran idea. Le diré a Christiano que desde hoy me quedare aquí en la casa, hasta el día de la boda. Así nos hacemos extrañar un poco y la noche de bodas será mágica.

Me parece genial. Y así podemos irnos desde temprano de compras. Espero que podamos comprar todo mañana mismo—dijo Evangelina.

Seria estupendo—le dije—la cuestión esta en decírselo a christiano. No le va a gustar para nada la idea.

Eso lo se muy bien—dijo—pero eso déjamelo a mi. Yo me encargo de mi hermanito.

Me pareció bien que ella lo hiciera. Terminamos nuestros cigarrillos y regresamos a la tan divertida fiesta. Evangelina busco a christiano para decirle que no dormiré con el hasta el día de la boda.

 Por mi parte hui de su vista y corrí hasta donde se encontraba mi padre con mi familia.

 Me despedí de ellos y  me fui a mi habitación. Cuando entre a la habitación la encontré como el día que llegue por primera vez a la casa. El closet estaba totalmente vacio.

No había nada mío en toda la habitación. Mi celular sonó indicando que tenía un mensaje nuevo. Lo busque en mi bolso de mano. Al revisarlo encontré un whatsapp de Christiano:

Cobarde—decía el mensaje.

¿Por qué?—le respondí. Tardo unos segundos en responder.

¿Tenias que mandar a Evangelina? ¿No podías tu decírmelo?—pregunto.

Sabia que no te gustaría la idea—le respondí.

No. No me gusta para nada, pero si es lo que quieres no me opondré. ¿Segura que es por hacer mas mágica la noche de bodas?—me pregunto.

Si. ¿Por qué lo dudas?—

Mmm… no se. Pensé que era por el extraño sueño que tuviste—

No. Es por eso. De verdad quiero que sea mágica. Dos días alejados hará que estemos como locos por vernos. Imagínate las ganas que tendremos al vernos el día de la boda—le dije. Como respuesta  el mando una carita de diablito. Luego escribió:

Está bien. Te daré estos dos días. Pero no sabes lo que te espera la noche de bodas—dijo—que pases una feliz noche amor.

Me senté en la cama y me comencé a reír. Dios solo el sabe lo que estará pasando por la cabeza de ese ser.

Un golpe a la puerta me hizo dejar de reír. Corrí a ver quien era. Con la esperanza de que fuera el. Rompiendo por completo el acuerdo de no vernos.

Pero mis esperanzas se fueron a la basura al ver que era Evangelina.

Te traje un par de pijamas mías para que duermas. Me imagine que no tendrías nada aquí. También te traje un par de conjuntos de ropa interior que no me e estrenado para que los uses. Y te traje dos jeans y varias blusas de tu talla para que te los pongas mañana. Con respecto a zapatos y carteras depende de lo que elijas mañana puedes escoger en mi cuarto cuales quieres—dijo entrando y depositando todo en uno de los muebles del cuarto.

Gracias Evangelina—le dije sin ánimos.

De nada—me dijo sin notar que estaba decepcionada—nos vemos en el desayuno y luego de comer partimos de compras.

 Vale—le dije mientras la acompañaba a la puerta—que descanses—le dije.

Igual—me dijo ella desde el pasillo.

Cerré la puerta y me di un largo baño. Al salir de la ducha me puse una de los pijamas de Evangelina. Me acosté en la cama y trate de dormir.

 Pero no podía. Me hacia falta. Me hacia falta sentir sus brazos alrededor. O pelear con el por la mitad de la sabana. Di muchas vueltas en la cama tratando de acomodarme y sentirme cómoda pero no podía.

Al cabo de dos horas seguía en las mismas. Despierta y extrañándolo. Comencé a sentir rabia. Conmigo misma. Me estaba arrepintiendo de haber propuesto esto. Es imposible dormir sin el. Estaba ya acostumbrada a dormir con el. Así que decidí llamarlo y decirle que viniera corriendo para acá.

Cuando me disponía a tomar mi celular para llamarlo. Escuche la puerta de la terraza abrirse y cerrarse. Sabia que era el. De seguro había pasado las mismas dos horas igual que yo. Decidí hacerme la dormida, quería hacerle creer que no me había afectado el estar lejos de el, dos horas.

Sentí como se metió debajo de las sabanas, su perfume me hipnotizo cuando me abrazo y se pego a mí.

Me comenzó a dar besos en los hombros y cuello, yo trataba de hacerme la dormida.

Deja de fingir—dijo entre cada beso que me daba—se que estas despierta desde que entre a la habitación, eres pésima fingiendo Julietta—me dijo. Yo comencé a reírme como loca. Porque era cierto, no sabía fingir.

¿Qué haces aquí Christiano?—le pregunte—teníamos un acuerdo.

Si. Pero, no pude dormir sin ti—dijo mientras me daba un beso en la comisura de la boca—creo que ese acuerdo no va a funcionar.

¿Sabes?—le pregunte. Mientras me montaba sobre el y comenzaba a besarlo.

¿Qué?—pregunto.

Yo pienso lo mismo—le dije.

 


El Matrimonio Segunda Oportunidad Where stories live. Discover now