Con pie de Plomo

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Christiano.

Tan solo faltaba un día para que por fin me casara con Julietta, y Evangelina me lanza la noticia, de haberse encontrado con Katherine.

Su aparición me jodía todos los planes.

Cuando era un adolescente apenas, conocí a Katherine. Era la chica más hermosa del colegio, al cual había sido internado por mi padre al ser expulsado de un sinfín de colegios. Mi conducta no muy bien vista. Me solía meter en problemas todo el tiempo. Algunos eran por estar en el lugar equivocado y en el momento equivocado y otros era yo quien me los buscaba. Era un chico rebelde que no acataba las normas. Y era el dolor de culo más grande que mi padre tuvo.  Pero al conocer a Katherine mi actitud cambio. Me gustaba mucho y al ser dos grados mayor que yo. Me veía como un mocoso. Así que decidí cambiar. Quería que me viera distinto, que se enamorada de mi. Así que la comencé a llenar de regalos. Me comportaba como todo un hombre grande con ella. Me costo mucho que ella se fijara en mi. A pesar de que mi apariencia física me hacia aparentar mas edad, con ella eso no funcionaba.

Al tiempo. Mi familia fue invitada a un evento social. En el cual me la conseguí. Resulto que sus padres y los míos se conocían desde el colegio. Así que fue a través de mi padre que logre tener acercamientos con ella.  El me ayudo. Al ver que yo estaba cambiando por ella me regalo su ayuda. Olvido todos mis errores y se encamino en la tarea de ayudarme con la chica que me volvía loco.

A los meses de haber integrado en nuestra familia el habito de compartir varios días a la semana con la familia de Katherine. Ella me dio la oportunidad. Acepto ser mi novia.

Fue mi primer noviazgo y el más largo que tuve. Fuimos novios por los dos años que ella duro en el colegio antes de irse a la universidad, y aun estando ella en el mundo universitario fue mi novia hasta que yo Salí del colegio. Pero como siempre yo la cague. Al entrar a la universidad me volví loco con el mundo universitario y las miles de experiencias que ofrecía.

Se que le rompí el corazón. Ella me espero y me fue fiel. Hasta me entrego su virginidad como regalo de graduación. Y yo me encargue de serle infiel hasta con su mejor amiga. Era un bastardo.

Terminamos. Mejor dicho ella me termino. Pero a los años. Me la volví a conseguir. Ambos habíamos cambiado. Éramos más maduros. Ella se encontraba visitando a sus padres, ya que se había mudado de país por sus trabajo. Al volvernos a encontrar. La vieja magia surgió, y era como volver hacer adolecentes otras ves.

Todos los años fueron así. Cada ves que ella regresaba, me hechizaba. Me hacia olvidar hasta la pareja que tenia, si por casualidades de la vida tenia pareja para la fecha que ella regresaba.

Me volvía un adicto a ella cada ve que la veía. Y me hacia caer en lo mas bajo. Ella era muy distinta a la que conocí. De la cual me enamore. Era una mujer experimentada. Con gustos sexuales que dejarían loco al mas puritano. Gustos a los que experimente con ella solo para sentirme a su altura y sentir que podía llevarla al límite.

Pero ahora que mi vida gira alrededor de Julietta. Que se que la amo. Me da terror llegar a verla. Porque se que hará todo lo posible por llevarme a su mundo una ves mas. Solo espero que este amor que siento por Julietta sea tan fuerte que me vuelva inmune a ella.

Julietta.

Tan solo falta un día. Mañana seré la esposa de Christiano Di Cavalcanti.

Y de nuevo me encontraba siendo arrastrada a un centro comercial por Evangelina.

Desde muy temprano por la mañana, me había secuestrado y nos registro en un spa.

Apenas era el medio día. Y lo sabia porque mi estomago ya comenzaba a reclamar alimentos. Y ya me habían exfoliado la piel. Hecho masajes relajantes. Un baño en tina de chocolate. Manicura y pedicura.  He hidratado en cabellos.

Evangelina—la llame—deberíamos ir almorzar.

No vayas a iniciar tu berrinche de niña malcriada—se quejo.

No me hables así—le reproche—es que ya estoy lista. ¿Qué mas me voy hacer? Ya pase por todos los tratamientos que dan en este spa. De verdad estoy cansada. Y quiero ver si consigo. En la librería que pasamos. Los dos últimos libros de dulces mentiras, amargas verdades. Para tener algo que leer durante la luna de miel—le comunique mis planes.

¿Y crees que mi hermanito te dará tiempo de ponerte al día con tus lecturas?—pregunto—sabes muy bien que no lo hará.

Su comentario me hizo sonrojar. Salimos del spa. Compre mis libros y otros más que quería leer.

Nos sentamos en un restaurant, a almorzar. Mientras esperábamos lo que habíamos pedido pude percatarme que era un lugar muy frecuentado por personas de mucho dinero.

El lujo y la elegancia del lugar se hacia presencia hasta en la delicadez de las servilletas.

Pasamos nuestro almuerzo en total silencio, de ves en cuando decíamos algo pero nada en particular.

Cuando estábamos tomando un café para luego retirarnos. Escuche una voz que aunque solo la había escuchado una ves me hacia ponerme en total alerta.,

Evangelina, que casualidades del destino.—dijo la tal Katherine—nos volvemos a ver en dos oportunidades seguidas—Evangelina fingió emoción al volver a verla y la saludo muy cordial.

Katherine, querida que emoción el verte de nuevo—dijo sentándose después de darle un abrazo.

Lo mismo digo mi Eva—dijo—tenemos los mismos gustos en centros comerciales—dijo mientras tomaba asiento sin haber sido invitada—¿me puedo sentar? Bueno ya lo hice—dijo. Yo evite por todos los medios de voltear los ojos. Luego se percato de mi presencia—por Dios que mal educada soy. No te había visto ¿como estas preciosa?—me pregunto.

Bien cansada—dije mirando a Evangelina y dándole señas con mi mirada de que  era hora de irnos. Ella percato mis señales—deberíamos irnos. Sabes que debo descansar para mañana.

Es cierto—dijo Evangelina—discúlpanos Katherine por no quedarnos a compartir contigo pero ya es hora de que nos vayamos.

No se preocupen. Las entiendo. Mañana es el gran día. ¿Quién lo diría? Christiano, caminando hacia el altar. Y pensar que lo que mas me gustaba, de el era su ideal de tener sexo sin compromiso alguno—dijo de repente. Evangelina se tenso. Sabia de que hablaba la muy estúpida, me hice a la idea de que el seguramente se la cogió en alguna oportunidad—y  sobretodo esos gustos sexuales que tanto nos divirtieron por años—bueno creo que la muy zorra me acaba de dar una cachetada literalmente. Porque me estaba dando a entender que conocía muy bien al que seria mi esposo, y sobretodo sus gustos sexuales.

En eso tienes razón no solo es un rey en la cama, también es una fiera, y si a eso le añadimos doto lo experimentado que es. Es un Dios que cada ve que te lleva a la cama, te traslada al cielo—le dije. Si creía que me iba amargar la vida con su comentario estaba muy, pero muy equivocada. Aun no sabe quien es Julietta del Corral. Mi comentario no lo esperaba por lo que le temo un tiempo asimilar que no había logrado su cometido—y si nos disculpas nos retiramos—le dije dejándola sola y sin chance a desenrollar su cola de víbora venenosa.

No le demostraría a nadie. Ni a Evangelina que esa mujer me afectaba. Sabía que christiano me amaba. Pero algo en el fondo me decía que me fuera con pies de plomo en cuanto a todo lo que tenga que ver con esa mujer.

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El Matrimonio Segunda Oportunidad Where stories live. Discover now