8. Huyendo de la insistencia

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Ella quería ser reina.

Lo quería demasiado, con toda el alma.

Era su sueño desde que era una cachorra, desde que tenía memoria.

Quería gobernar una nación, quería poder hacer un cambio en el mundo, ayudar a los que lo necesitaban, quería hacer demasiadas cosas buenas que beneficiaran a los que lo marginados, indefensos, olvidados, pero no podía hacerlo sola, no podía hacerlo nunca porque la sangre azul de los nobles no corría en sus venas.

Lamentablemente su familia no era parte de la realeza de Sigrid, no había posibilidad de heredar la corona por ese lado, y se hubiera frustrado de no poder cumplir su sueño si es que su padre no estuviera en el consejo y le instruyera en cómo lograrlo.

Ella le hacía caso en todo, era la única familia que tenía, su mamá había muerto cuando ella tenía diez años y su papá se había hecho cargo de ella tan bien como podía hacerlo un alfa enlazado que acababa de perder a su omega que amaba con la vida, no podía ni imaginar el dolor del vacío que eso le provocó.

Habían sido tiempos difíciles, llenos de dolor y tristeza y llantos, casi pierde esa esencia alegre y caritativa de si misma.

Lo bueno es que su papá había sabido cómo animarla para no perder de vista su objetivo.

Tu madre quería lo mismo, quería que fueras reina de Sigrid, sabía que harías un buen trabajo.

Eso era lo que la motivaba, no recordaba tanto de su madre, pero sabía que su papá se lo decía por algo, porque era verdad, ella habría querido eso y cuando él se lo decía borraba cualquier mínima duda de que lo lograría.

Porque lo lograría de una u otra forma.

Se había "comprometido" con el rey de ese hermoso reino hace casi un año para eso, y va entre comillas porque realmente ella y el rey habían hablado un par de veces y luego, al ver que el alfa no tenía pareja, su padre le propuso que ella lo fuera, que fuera la reina en un futuro y que trajera al mundo al heredero de la corona.

Y ambos habían aceptado, él por mera insistencia de su padre y el consejo y ella por conveniencia.

La omega no lo amaba.

Por muy mal que sonara, era la verdad y no podía evitarlo, era consciente de que Harry era un gran alfa, era amable, muy hospitalario, se preocupaba por su gente, sabía que todo eso se escondía bajo la fachada de alfa enojado con el ceño fruncido que tenía todo el tiempo, era guapo, mucho, casi como un dios bajado del mismo cielo, y la juventud recorría su sangre, tenía la misma disposición de hacer de Sigrid un mejor lugar y ayudar a sus habitantes, pero su lobo no lo quería.

No lo necesitaba, ella era una omega independiente, no le importaba el amor romántico de una pareja y nunca se habría preocupado por tener un alfa si no fuera porque lo necesitaba.

Ya estaba un poco desgastada por eso y más cuando sabía perfectamente que él tampoco la quería.

No había que ser un genio para darse cuenta de eso, él huía de ella y su insistente padre que le recordaba cada cinco segundos sobre el futuro enlace que aun no sabían cuando se llevaría a cabo y bajo que condiciones.

Pero es que ellos dos no hablaban de mucho, aunque tenían los mismos intereses, no les importaba lo que el otro pensara, no estaban juntos casi nunca, nunca se habían ayudado en sus celos, nunca habían hablado seriamente de enlazarse, nada, y ella habría dado por perdido su sueño de ser reina si no fuera por dos simples cosas.

La primera es que sabía perfectamente que la gente de Sigrid en realidad le tenía algo de aprecio y se alegraban de su compromiso con Harry, querían que ella fuera la omega de la nación.

Runaway [Larry Stylinson]Where stories live. Discover now