11. Un baile, una amenaza

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Él estaba feliz.

Y sabía muy bien las razones.

O bueno, solo había una muy buena razón para estar tan feliz cuando estaba tan lejos de casa, una razón más que válida y demasiado hermosa para sus ojos.

Era él, el omega que lo había hipnotizado desde el primer momento que lo vio, con la primera burlona y altanera mirada que le dedicó, con las primeras palabras con las que pudo escuchar su majestuosa voz que ahora anhelaba con escuchar todos los días de toda su mundana existencia.

Animalium.

Los libros de la inmensa biblioteca de Thorgeir y testimonios de otros compatriotas elfos con los que había hablado miles de veces, le habían hecho creer toda su vida que ellos eran criaturas salvajes, incivilizadas, temibles, que no debías acercarte mucho a ellos porque corrías el riesgo de morir en ese instante si los ofendías con cualquier mínima respiración, había creído que eran malos y poco amigables.

Pero viéndolo a él, teniéndolo tan cerca como ahorita que bailaban al compás de un dulce vals que callaba el ruido de todo el salón, no le parecía que fuera nada de eso.

No le parecía ni malo, ni antipático, ni temible, nada de esas estúpidas cosas que había creído por tantos años y se sentía tan estúpido.

El omega le parecía una de las personas más interesantes que el destino le pudo haber permitido conocer, una de las personas más inteligentes y simpáticas con las que hubiera tenido el privilegio de convivir.

Y tomando su mano cálida, sosteniéndolo por la cintura y viéndolo a esos hermosos ojos cafés, se lo confirmaba.

Él le gustaba, y mucho, como nunca nadie, como ningún otro omega le hubiera buscado en toda su corta y solitaria vida.

Y por su mirada brillosa que le ponía millones de mariposas en su estómago y que removía demasiado a su alfa, por su forma tan baja y confidente para hablar con él y la confianza que le tenía como si se conocieran de años, sabía muy bien lo que pasaba.

Sabía muy bien que Zayn sentía lo mismo.


─── ∙ ~☆~ ∙ ───


Louis intentaba ocultar su leve sonrojo mirando al suelo.

Estaba un poco, muy apenado porque era la tercera vez que pisaba a Harry en el tiempo que llevaban bailando.

Pero no podía evitarlo, su omega por alguna razón estaba más alborotado que nunca, en serio no se podía concentrar para nada, lo que hacía que se equivocara en todo, que confundiera todos los pasos que Astrid le acababa de enseñar, que perdiera el ritmo, y para rematar, el tal Balthazar lo veía desde lejos como si quisiera matarlo por robarle el alfa a su hija, algo que le pareció ridículo.

Como si el pudiera estar con Harry de esa manera.

No, eran puras tonterías, el alfa solo era un amigo.

Un apuesto y muy buen amigo que lo trataba con toda la paciencia del mundo y que se había ganado su aprecio demasiado rápido, más rápido que cualquier otra persona que hubiera conocido, incluso mucho más rápido que su propia familia.

-Relajate, Louis – susurró el alfa divertido y haciéndolo estremecerse bajo el agarre que tenía en su cintura y la mirada verdosa que le dedicaba - Lo estás haciendo bien.

-Que mentiroso eres.

Respondió el omega mirándolo con la nariz arrugada tan solo un segundo para después regresar su vista a sus pies e intentar seguirle el ritmo con aunque sea la mitad de la gracia con la que Harry bailaba.

Runaway [Larry Stylinson]Where stories live. Discover now