26. El lugar del descanso eterno

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Louis despertó tranquilamente en un lugar lleno de luz.

Despertó desorientado en un cálido lugar que, aun sin verlo, le inspiraba demasiada paz, más de la que alguna vez hubiera sentido, llenando su alma de una extraña manera.

Abrió los ojos e instantáneamente quedó cegado por esa brillante, familiar y celestial luz solo para encontrarse en el centro de una hermosa ciudad igual de blanca y bonita que Thorgeir, con edificios de formas y tamaños variados, llena de caminos que llevaban a diferentes sitios, como un reino normal, pero repleto de personas que fácilmente pudo identificar como brujos y elfos en su mayoría, aunque también pudo ver varios animalium y hadas, sí, hadas, criaturas muy bonitas y de todos los tamaños, pequeñas, casi invisibles y de estatura parecida a la de los humanos, con una belleza atrayente y sus brillantes colores en sus alas que revoloteaban volando por todos lados.

Pero por alguna extraña razón no pudo preocuparse de nada mientras se preguntaba internamente qué estaba pasando, en donde estaba y por qué se sentía tan bien allí.

-¿Louis? 

Lo llamó alguien detrás de él, haciéndolo sobresaltarse un poco, y volteó aun estando sentado en el limpio piso solo para encontrarse con sus dos hermanas unos metros más allá, que se veían igual de maravilladas y perdidas que él.

-Lena, As ¿En dónde estamos? - les dijo él en un hilo de voz viendo todo nuevamente mientras Lena negaba con la cabeza, la beta estaba sin palabras y eso no pasaba a menudo.

-No sé.... ¿qué pasó? - preguntó Astrid.

Pero una voz familiar, que no había escuchado en mucho tiempo, habló a sus espaldas, haciendo que sus ojos se aguaran en dos segundos al no creerlo.

-Están en el lugar de descanso eterno de las criaturas mágicas, cachorros.

-¿Padre? 

Dijeron los tres al ver a Björn allí, tras ellos, en perfecto estado y sonriéndoles tranquilamente, poniendo un montón de dudas en sus curiosas cabezas, dudas que ignoraron porque se pararon casi al instante a abrazarlo con fuerza por lo mucho que lo habían echado de menos en esos largos meses que habían estado alejados.

-Cachorros, los extrañé - habló el brujo con alivio de poder verlos nuevamente, abrazándolos fuerte, muy fuerte.

Y luego de unos minutos así, luego de separarse de ellos, volvió a abrazar a la beta, que seguía llorando desconsoladamente sin poder creer lo que estaba pasando, que finalmente estaban reunidos 

- Lena, no llores más, ya estamos juntos, cachorra.

-¿Nos vamos a quedar aquí por siempre? - preguntó ella entre sollozos y casi con súplica en la voz.

Y su padre asintió sonriéndole y acariciando su mejilla para después hablar.

-Claro, el brujo supremo los trajo aquí después de acabar con Odín.

-Entonces ¿estamos muertos? - habló Louis muy confundido.

Pero no oyó la respuesta porque dos familiares elfos se acercaron a ellos, abrazados y más que felices, haciendo que esa confusión aumentara mil veces.

-Ylva... ¿Liam?

-Louis, no pensé verte tan pronto.

Respondió ella sonriendo y separándose de su hijo solo para darle un abrazo muy fuerte que lo puso algo feliz al volver a ver a la inteligente y hermosa elfa que lo había ayudado a controlar su magia, que lo había guiado en esa horrible oscuridad de sus poderes, que le había dado grandes consejos y que le había dado el valor para hacer las cosas que debía hacer, para dejar de huir de lo que sentía.

Runaway [Larry Stylinson]Where stories live. Discover now