25. La muerte de la magia

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Holaaaaa personita leyendo esto ¿Cómo estás? ¿Te está gustando la historia?

Me acabo de dar cuenta de que con este ya solo quedan 4 capítulos y el epílogo, aaaaa que emoción me da que lean lo que escribí para estos capítulos finales (prometo que termina bien aunque no lo parezca).

Y ya, era todo, gracias por leer, votar, comentar, te dejo con tu lectura.

-D<3.



La espera había llegado a su fin.

Odín lo sabía muy bien, se sentía mucho más fuerte que antes, su magia estaba más fuerte que antes, veía a su madre mejor que antes, mejor que nunca, aunque ella le aseguraba que aún no estaba del todo curada, que antes de su casi muerte había tenido un enorme potencial y una fuerza casi digna de un titán, pero ya ninguno podía esperar más, ese día irían a Thorgeir a empezar con su plan para ganar esa guerra que alguien había empezado hace siglos por alguna borrosa razón que ahora su rencorosa y equivocada mente ya no quería ver.

No sabía quién había empezado esta guerra, solo sabía una cosa: ellos debían terminarla y ganar.

Tomó la mano de la omega para dejar esa oscura y fría cueva que había sido su hogar durante un largo tiempo, y en menos de un segundo estaban allí, en el centro del hermoso y muy blanco reino de los elfos.

Desde allí podía admirar su majestuosidad, podía admirar sus enormes construcciones de mármol tan altas que casi tocaban el cielo despejado que dejaba pasar el aire helado de las montañas que lo rodeaban, y podía ver muchísimos de estos seres de hermosas facciones, orejas puntiagudas y aire de inteligencia paseando libremente por allí sin prestarle atención a ese extraño par de brujos vestidos de negro que claramente desentonaban en ese lugar que no denotaba más que pureza y la perfección personificada en un irreal lugar que nunca pensó ver con sus ojos.

Cuando era cachorro había leído sobre la majestuosidad de Thorgeir, siempre deseó, anheló con toda su alma poder ver la ciudad y ahora estaba allí, estaba allí y la admiraba como su niño interno lo habría hecho.

De la nada Elin, gracias a sus poderes, hizo explotar una enorme construcción que se alzó en llamas en un parpadeo y rompió el hilo de pensamientos nostálgicos que asechaban su agitado cerebro esa mañana.

Algo de polvo se alzó en la zona, igual que gritos desesperados que no sabían lo que pasaba, y y muchísima gente empezó a salir de allí, del lugar que había explotado, mujeres elfo llorando y hombres desesperados, pero sobre todo niños.

Niños elfos salían llorando, gritando, cubriendo su piel por alguna quemadura que tuvieran de algún pedazo de techo que les hubiera hecho daño, o por el polvo que habían inhalado y que no los dejaba respirar bien, haciéndolos llorar y llamar a sus papas desesperadamente y suplicando por un abrazo para ser protegidos. 

Y fue allí cuando Odín pudo entender que lo que había atacado su madre era una escuela.

-¿Qué haces? - cuestionó él enojado de que le estuviera haciendo daño a cachorros inocentes que nada tenían que ver en esa guerra que ellos dos querían acabar.

No le había gustado para nada la idea ver a un montón de niños indefensos sufrir la ira de su madre que, si bien tenía un plan, lo estaba cambiando y adecuando al entorno en el que se encontraban, justo como ella le había enseñado que hiciera, que pensara como ella.

-Llamo la atención de Ylva - respondió ella como si fuera lo más normal del mundo explotar una escuela repleta de cachorros y él solo pudo fruncir el ceño y verla con enojo.

Runaway [Larry Stylinson]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora