24. Harlow

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Ese era el día que se irían a la aldea de los animalium.

Se levantaron poco antes del amanecer, arreglaron las últimas cosas faltantes y salieron de la casa dispuestos a partir hacia el oeste, cuando se encontraron con el rey afuera de su casa y unas cinco personas que pertenecían a su grande ejército.

-Alfa - lo saludó Harry haciendo una reverencia exagerada como su primo solía hacer cuando él era rey, solo que la del rizado era broma, así que Daven respondió rodando los ojos divertido porque seguramente ahora entendía lo incómodo que era que hasta un familiar te tratara con tanto respeto.

-Deja las formalidades, Harry - pidió el nuevo rey y él se rio para después voltear a verlo a él y a las personas que lo acompañaban.

- ¿Qué haces aquí? - preguntó el rizado confundido pues aún era muy temprano para que estuviera despierto y ellos ya se habían despedido de él la noche anterior.

- ¿No creerías que los iba a dejar ir desprotegidos después de lo de Björn?

-No es necesario.

Le dijo Harry, adivinando que los alfas y betas que estaban allí serían su escolta hasta Harlow, no quería, ese ambiente familiar con el que iban, esa calidez de esa familia se vería diluida al ir con extraños y obviamente no quería eso.

-Claro que lo es, el bosque es peligroso - insistió serio y Harry se dispuso a insistir que no, pero su omega habló antes.

-Gracias.

-De nada, Louis - respondió el rey feliz ante su aceptación y luego lo miró serio - Deberías hacerle caso a tu omega.

Harry rodó los ojos divertido, aunque sabía que él tenía razón, siempre le haría caso a su omega, así que después de que el nuevo rey les diera indicaciones a sus hombres, ambos se despidieron de él con un abrazo y después todos salieron de la casa y se subieron a sus respectivos caballos, Lena y Louis en Galt y Niall se transformó a su forma de dragón para volar sobre ellos, cuidándolos desde las alturas y partieron por el oscuro y frío bosque hacia la aldea de los animalium.

Como nadie nunca había ido tan lejos y menos hacia el oeste, la magia de teletransportación de ninguno de los brujos no servía de mucho, o al menos eso le dijo Louis a Harry, así que no pudieron adelantar ningún día o tramo significativo, pero el camino tampoco se les hizo muy pesado, menos con la vaga charla que llevaban a ratos o la belleza del bosque que los rodeaba día y noche y los sonidos de los animales que a veces Louis atraía, maravillándolos a todos por sus hermosos colores y el singular revoloteo de las alas de los hermosos pájaros o la simple magnificencia de un imponente venado.

Pararon hasta que los alcanzó la oscuridad y armaron un par de tiendas de campaña para pasar la noche allí, en medio de la nada y solo con su solitaria compañía, cabe aclarar que la tienda que había sido de Björn seguía siendo inexplicablemente enorme, mucho más grande que cualquier tienda de campaña, en ella cabrían al menos unas seis personas, pero aun así Harry y Louis se quedaron en una aparte para que todos los demás estuvieran más cómodos y con más espacio.

- ¿Estas cansado, omega? - preguntó Harry acostándose junto a él y tapándolo con varias mantas que traían para que no pasara frío.

-Un poco - respondió él pegándose más a él y buscando su calor natural.

El alfa se acercó aún más a él y lo empezó a besar repetidas veces en los labios y mejillas porque sentía que hace siglos no lo hacía, incluso aunque sabía que no era cierto, se embriagó de su exquisito aroma combinado con el suyo en la ropa y en su suave piel y el dulce sabor de su boca, sintiéndolo tan cerca como era posible, pasando sus manos por la cintura de su omega.

Runaway [Larry Stylinson]Where stories live. Discover now