Runaway [Larry Stylinson]

13. El día de la batalla final

Holaaaaa personitaaa

¿Cómo estás? Espero que bien y que te esté gustando la historia, ¿hay alguna sugerencia? ¿Qué crees que pase en los siguientes capítulos?

Pues lo descubriremos este día, como ya lo había avisado, este es un especial de 3 capítulos por mi cumpleañoooooos que es hoy, porque sí, soy sagitario jajajaja.

En fin, gracias leer y votar y comentar, espero que lo disfruten y ya no tengo más que decir.

-D<3.

Finalmente la espera había culminado.

Ese día se decidiría el destino de las tierras mágicas que habían sido su hogar durante años, se decidiría para qué lado se inclinaría la balanza, para la luz o la sombra.

Y la sombra triunfaría, la oscuridad de Vanja, la oscuridad de su sangre, la oscuridad de su magia arrasaría con todo a su paso y dejaría nada más que deseos de un mundo pacífico y utópico como el que todas las criaturas mágicas anhelaban y que nunca tendrían.

Ese día ganarían, ese día someterían a Sigrid y a sus reinos aliados, los derrotarían y ella gobernaría todo, se desharía de los pocos brujos que quedaban, de las hadas y sería la más poderosa de todos ellos, de todos los descendientes del ángel y demonio que hace milenios habían mezclado sus sangres.

Ella sabía muy bien que los elfos habían visto pasar sus tropas enemigas por las montañas vigiladas cerca de su hermoso reino que también quería conquistar.

Sabía que los elfos supuestamente inteligentes habrían partido de inmediato para avisarle a los aliados humanos que se aproximaban, y también sabía que el tonto rey de Sigrid se alejaría lo máximo posible del reino para no tener ningún altercado en él, para no dañar a los civiles, para evitar tener la guerra allí y acabar con eso en algún otro lugar.

Y ese era justo el plan.

Elin había ubicado un barranco a menos de un día de Sigrid, un enorme y monstruoso barranco cuya caída sería mortal para cualquier mundano que cayera en él, para cualquier mundano que ella arrojara con sus poderes.

Pero no le interesaba matar a nadie más que a uno.

Uno que lo ayudaría con su plan.

La amenaza para el omega había sido más que verídica, quería hacerlo sufrir, lo haría conocer el dolor, lo haría quedar solo nuevamente porque sabía que un omega rodeado de gente que lo apoyaba y lo impulsaba a mejorar, a ser más fuerte, era su mayor amenaza, al estar a la intemperie, sin aliados, amigos, familia o alguna mínima de que todo estaría bien, el omega sería mucho fácil de derrotar que si lo intentaba cuando estaba rodeado, cuando era más fuerte.

Lo dejaría sin la persona que más le importaba y ese era el alfa rey del pueblo estúpido que se había sentenciado a muerte al estar del lado equivocado de la historia.

Ella los había observado por semanas, los había visto convivir, sonreírse, enamorarse sin saberlo, y ella estaba perfectamente segura de que eso dejaría destrozado al omega y ella ganaría.

Su plan había salido a la perfección.

─── ∙ ~☆~ ∙ ───

Louis estaba avergonzado.

Y eso era decir poco, estaba muriéndose de la pena al notar cómo había dormido, al notar que no estaba en su cama, al separarse del soñoliento alfa que lo rodeaba con sus cálidos y protectores brazos y lo veía más que confundido, haciéndolo sonrojar un poco más con cada milisegundo que pasaba.