Glow up

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Gia

—¡Despiertaaa!— me sacuden fuerte por los pies.

—Déjame dormir, hoy es sábado, por favor. ¿Qué daño le he hecho al mundo?

—Acompañarme, además tengo turno en el salón. Quiero que conozcas a una amiga que te dejará como nueva— me recuerda Abril.

—Ya estoy nueva, muchas gracias— me coloco la almohada en la cara.

—Siempre necesitamos consentirnos— me agarra por los pies nuevamente arrastrándome fuera del colchón —además Cuando salgas de ahí habrás cambiado de opinión, sobre todo luego de que te corten un poco las greñas, no sé cómo no te pesa tanto pelo.

—La verdad es que sí, llevo desde que llegué queriendo hacerlo— me incorporo y comienzo a levantarme.

—Bien, Ainoa está en camino.

—¿Irá con nosotros?

—Sí, ahora le tienes miedo a Ainoa— cuestiona.

—¡¡NO!!, solo pregunté.

—Uy, alguien se despierta de mal humor— hace un mohín.

—Debiste preguntarle a Liam antes de cometer ese error— trato de sonreír con todas mis fuerzas ya que en las mañanas no lo consigo.

—Hablando del rey de Roma, también viene con nosotras y tocara la puerta en 3, 2, 1 …— se siente el golpe característico en la entrada.

—Tan predecible como siempre— logro mi primera sonrisa genuina del día.

—Puedes creer que después que corta la llamada tarda exactamente 17 minutos en llegar— me dice Abril mostrándome el cronómetro de su móvil detenido en ese tiempo.

—Es como que no tiene nada más que hacer— explotamos en carcajadas.

—Entonces van a abrir la puerta en algún momento o seguirán burlándose de mí— nos habíamos olvidado que todavía estaba afuera.

—Ya voy— le dice Abril cuando me marcho hacia el baño.

Me meto a la ducha y desde aquí puedo escucharlos cuchichear, estoy unos minutos, me envuelvo en la toalla y salgo.

Afuera veo a Liam acostado encima de mi cama. Tomo la toalla y dudo entre cambiarme delante de él o pedirle que se voltee, tenemos mucha confianza pero me da un poco de vergüenza.

—Ni se te ocurra— me acusa al verme intentar tirar de la toalla.

—No se supone que te gustan los chicos— inquiere Abril.

—Pues, que no me gusten las tías, no quiere decir que no sepa apreciar un buen par de tetas, así que aléjate satanás— hace una cruz con sus dedos.

—Un momento, que es eso que tienes en el hombro— madre mía no puede ser, no lo había notado, llevo varios días sin mirarme mucho al espejo.

—¿Qué?— me hago la desentendida.

—Esa marca que tienes ahí— me apunta poniéndose de pie. Abril contiene una risa y se voltea hacia su armario para cambiarse. Y yo tomo mi ropa y me voy a vestirme al baño.

—Seguro me golpeé con algo— le quito importancia.

******

Ainoa se aproxima a lo lejos después de que llevamos 20 minutos esperándola.

—Para esto me tiraste de la cama tan temprano, hubiese podido dormir un poco más— me quejo.

—No protestes, que ya está llegando.

TODO LO QUE NO QUERÍA (+18) Libro I [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora