Propuesta Indecente

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Amir

No sé porque se me ocurrió ceder ante las peticiones de la pequeña fiera, siempre termino haciéndolo y eso me indigna a sobremanera, es como si no pudiera negarme a nada de lo que me pidan esos ojos esmeraldas tan lindos como peligrosos, sabe usarlos muy bien a su favor, aunque no se lo diga, cada vez siento más el terror de sentirme en sus manos y es algo que no debo permitirme y me lo repito siempre, cada hora, minuto y segundo del día, no lo logro.

Quedo siempre como un payaso cuando la veo llegar, dónde quiera que esté su presencia ilumina el lugar con ese campo energía positiva que la rodea y justo ahora es cuando debo cuidarla de que nadie sepa nuestro sucio... Secreto, si se podría llamar así, porque en verdad ya lo saben más personas de las que hubiera querido y se lo imaginan otras tantas. ¿Será que somos demasiado obvios?

A ella no puedo pedirle discreción porque en verdad no necesita hablar para decir nada, las expresiones de su rostro son tan transparentes que me dejan ver siempre a través de ella, casi todos los que lo saben están en desacuerdo a la extraña relación que llevamos pero en el fondo todos coinciden que somos un caos digo de admirar.

Estoy impaciente, suspiro y me dirijo a Belén.

—¿Qué hora es?— le pregunto ansioso mirando hacia el pasillo que conduce a los camerinos.

—Faltan 15 minutos cariño— me responde calmada pero noto que también mira hacia el corredor.

—¿Dónde está Gia? Quedamos aquí hace 5 minutos, ya ha sonado el primer timbre.

—Tranquilo, las mujeres nos demoramos un poco más en arreglarnos, está en nuestra genética— sonríe para calmarme pero no lo logra— además estoy segura de que cuando la veas estarás muy orgulloso de llevar al escenario a una mujer muy bella y talentosa.

—Ella no...— calló al instante, no quiero que Belén también se de cuenta que la conozco demasiado bien, Gia no se retrasa nunca, es demasiado curiosa, no se aguanta incluso siempre llega con antelación— ella es bastante rápida.

Pasan 5 minutos más y no soy el único preocupado, Bárbara y Zander se encuentran con nosotros, están preparados para sustituir a uno o ambos de ser necesario.

—¿Dónde está Gia?— pregunta el inglés.

—Debe estar por llegar— vuelve a intervenir Belén, está vez con una inseguridad notable.

—Y una mierda, voy por ella— salgo con paso apresurado, tengo 10 minutos para arrastrarla aquí aunque esté sin ropa.

—Amir, si te vas y tampoco aparece Gia al momento de salir, tendremos que sustituir a ambos, quédate, ya vendrá o quizás tenga miedo de salir, se arrepintió o algo así— me alcanza Bárbara a mitad del camino sin que los demás nos escuchen.

—Dije que voy por ella— me suelto de su agarre— si no llego con ella, entonces salgan ustedes.

Doy largas zancadas con gran velocidad por aquel extenso corredor sin poder encontrar a Gia, tampoco tengo ni la idea de cuál es su camerino.

—Gia...— la llamo

Todas las puertas están cerradas, deben faltar unos 5 minutos, joder, si no la encuentro todo habrá acabado porque no pienso salir sin ella. Al fondo logro escuchar unos sollozos que provienen del interior de una de las últimas puertas, la llamo de nuevo y no responde. Los susurros de un llanto me comen la cabeza pero la música y el presentador no me dejan escuchar bien. Pero lo siento más cerca y llego hasta el final del pasillo aún sin éxito. Me devuelvo, pasando por todas las puertas nuevamente hasta que a mitad del camino, se hace un silencio en el escenario y logro encontrar de dónde proviene el ruidito.

TODO LO QUE NO QUERÍA (+18) Libro I [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora