Hogar

136 28 16
                                    

1/2

Gia

El aterrizaje en el aeropuerto internacional Libertad de Newark fue tranquilo después de largo vuelo, mamá y papá me esperaban como siempre con una gran sonrisa en el rostro y muchos deseos de verme, mis hermanos decidieron ir a casa de Zander esta navidad, así que toda la atención será para mí.

Cualquiera pensaría que es bueno pero creanme que no lo es. Camino  arrastrando las maletas hasta las escaleras, cuando desciendo un poco, los veo buscar ansiosos entre la multitud, todavía no me ven.

Cuando estoy muy cerca, me aproximo sigilosa y toco mamá por el brazo, ella solo voltea y se queda mirando hasta que papá también me ve.

—Mi pequeña— hacen un abrazo de tres que me deja sin aire, me remuevo entre ellos hasta que nos separamos— ¿Qué te ha pasado en el pelo?Te cortaste. Estás más delgada.

Uff... Sabía que vendría todo así.

—Estoy perfectamente papá.

— Daniel, deja a la niña que no ves que acaba de llegar— lo regaña— estás preciosa cielo.

— Es que no estoy acostumbrado a verla con el pelo por los hombros y además esa ropa tan ajustada— refunfuña.

— Ya hablamos de eso, los jóvenes de ahora visten así, actualízate— la cara de mi padre es todo un poema al escuchar la frase y yo contengo una sonrisa que está por escapar.

Todo como de costumbre, el señor Daniel Santos como si fuera un troglodita y mi madre tratando de aprender de los jóvenes para enseñarle a ese cabeza dura, los gemelos sacaron eso de él, aunque el físico de Martha.

Llegamos a nuestro vecindario y parece que no ha pasado un día, todo está tal y como lo dejé, los señores de la casa enorme siguen podando perfectamente el jardín, al lado viven los gruñones que se les escucha pelear desde el auto y los Jones tan callados como de costumbre.

Liam se vino hace algunos días porque terminó antes y yo pues tenia líos que resolver antes de vacacionar.Llegamos a casa y papá se encarga de bajar las maletas, lo noto más delgado.

Seguro al estar solos en casa de sienten tristes y los comprendo pero el deseo de perseguir mis sueños y triunfar haciendo lo que amo me ilusiona mucho. Aunque es triste, la mayoría de las personas deben conformarse con una carrera o un empleo que les brinde estabilidad, sin importar mucho si es lo que querían o no, simplemente es necesario porque deben dar de comer a su familia o porque es una tradición en la misma. El punto es que si yo puedo lograr vivir de lo amo, sería una persona infeliz, menos en el mundo.

Entro en la casa detrás de mis padres que tienen una especie de discusión amistosa como solo ellos saben, por lo tanto los dejo con sus cosas y subo a mi habitación. Al entrar es curioso que todo esté tal y como yo lo dejé antes de marcharme, casi puedo ver a mis padres pararse en la puerta cada noche para despedirse antes que me vaya a la cama, admito que este tipo de cosas las he extrañado un poco.

Registro todas mis cosas como si fuera a encontrar algo nuevo, lo cierto es que me entretiene un poco, reviso baúles llenos de recuerdos de cuando era más pequeña y entre ellos encuentro una foto, la foto. Esa que los gemelos todavía conservan en su billetera y que muestran todavía para espantar mis pretendientes.

Estaba más gorda, mucho, en aquel entonces tenía doce, plena pubertad, cara llena de granos y ni un asomo de tetas, con eso quien no se iba a espantar.

Sonrío al mirarla y recordar la de travesuras que hacía con mis hermanos a esa edad, ahora a pesar de que los tres estamos en el mismo lugar, no coincidimos demasiado, ellos están en Supremacy y yo no tenía idea, cuando lo supe ya había elegido Pasos y la verdad es que no me arrepiento. No creo tener la paciencia para aguantar desplantes de la señora Olivia Brown, que por muy bailarina y rica que sea, es tan maleducada como su hija.

TODO LO QUE NO QUERÍA (+18) Libro I [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now