Epílogo

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Gia

Y así dejé, en aquel aeropuerto, la mitad de mi corazón y de mi vida. Emprendí un viaje sin regreso y de vuelta a lo Estados Unidos, desecha por dentro, lamentando la perdida.Quizás fue una decisión drástica, pero tengo mis razones y en un intento desesperado por protegernos, me alejé de lo que más amaba.

En casa tomé un respiro y le conté a mis padres lo sucedido, obviando las partes que no debían saber. Los primeros días mantuve comunicación con las chicas y Liam, les pedí por favor que no me lo hicieran más difícil, pero era algo imposible.

No me hablaron de Amir, sabía que no estaba bien, el también había perdido, pero prefería no saber los detalles de lo contrario, no podría soportarlo.

Fueron días especialmente duros, me encerré en mi habitación por más de un mes, hasta que tomé conciencia de que no iba a cambiar las cosas. No iba resolver nada encerrandome a no aceptar lo sucedido y debía seguir adelante.

Con un gran vacío dentro, me levanté para presentarme a la compañía y comenzar a trabajar, eso me ayudó a distraerme un poco, aunque sentía como el primer día.

Mis padres y Nerea eran los únicos que sabían de mi paradero, pudo haber sido egoísta por mi parte, pero no podía con todo, necesitaba enfocarme ahora en mi único motivo para seguir adelante.

Apenas unos cinco meses después, estaba en la oficina cuando mi madre me llamó en un llanto ahogado que no le permitió hablar. Nerea me dió la noticia y volví a caer en el vacío sin fondo en que se había convertido mi vida últimamente.

Mi padre había fallecido...

No tengo palabras para explicar la recaída en ese momento volví al punto de partida, me plantee todo lo sucedido en los últimos años y con el dolor de sentirme una desgraciada, tomé otra decisión, quizás más desastrosa.

Me marché de la cuidad, mi madre se fué a Cuba con su familia una temporada y yo me aparté por completo del mundo real. Había contratado un asistente personal y le ordené cerrar todas mis redes sociales, cambié de número telefónico y le pedí que no me comunicara con nadie, a excepción de mamá

****†****

Ainoa

Cuando Amir al fin se decidió a contarme toda la historia, tal vez era tarde para molestarme con él. Me dolió que tuviera que pasar por ese infierno solo por protegerme y hasta un poco de culpa sentí.

Sí, yo estaba enferma, pero podía aceptar que quizás no era tan buena en el baile como para estar en la academia, prefería esa verdad cruel a la lástima de estar allí por una mentira y mis padres me habían decepcionado al punto de no querer verlos.

Fueron los mejores años de mi vida, conocí gente en todo ese tiempo que llegué a querer más que a mi propia familia. Me enamoré de Hugo desde la primera vez que lo ví, ese moreno musculoso que era tan divertido y tierno.Y ahora, al fin, estaba viviendo mi cuento de hadas con él.

Perdí a alguien que, en poco tiempo, se había ganado mi estima y respeto. Gia fue la amiga y hermana que nunca tuve y ya no estaba, ni tan siquiera, sabía de ella. Me quedaba Abril, que estaba tan triste como yo, aunque ella sí, un poco molesta con Gia. No le perdonó que nos dejara y además no hablara con nosotras.

Y Amir... su situación no me permitió reñirlo ni por un día, verlo me encogía el corazón, intentaba parecer normal, pero lo cierto es que ya nada volvería a ser normal. Nuevamente se encerro en el chico serio y apático que reía poco.

Tuve que ser su ancla con el mundo real, porque ya no sabía ni el día de la semana que era. En las noches él y Hugo se perdían y regresaban a media madrugada, nunca me decían de que se trataba y preferí dejarlos, confiaba en que mi novio no lo metería en alguna locura o viceversa.

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