Quimbara

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Hello por aquí, regresé sin ser llamada, así que me voy sin que me boten. ;)

Los dejo leer, nos vemos en la nota final.

Gia

Quimbara quimbara quma quimbamba

Quimbara quimbara quma quimbamba

Ee mamá ee mamá

Ee mamá ee mamá

Las luces se mantenían aún tenues con las primeras notas de Quimbara, de la gran Celia Cruz, el silencio se hizo presente en un público espectante, la propuesta musical fue mía, al parecer había sido acertada y lo supe con la reacción dela audiencia, además de ser un clásico, podía sacarle el mayor provecho al movimiento de caderas latino, como decía mamá.

Al tomar su mano y caminar al escenario, salió la mejor de mis sonrisas, esta si era real, estaba a punto de cumplir uno de mis mayores sueños, pasiones y metas en la vida de la mano de alguien que, pasara lo que pasara, de ahora en adelante tendría su propio lugar en mi corazón.

Cuando la iluminación se elevó y el reflector apuntó directamente a nosotros el sepulcral silencio rompió en una ola de aplausos y aclamaciones.

Comenzamos la coreografía con movimientos suaves pero imponentes. Nos envolvió el ritmo de la salsa y nuestros cuerpos comenzaron a cobrar vida por sí solos, conocían perfectamente la melodía y se dejaron llevar en lo que aumentaba la cadencia de los acordes.

Sus manos convirtiéndose en una extensión de mi cuerpo manteniéndome atada a tierra en cada cargada, una danza de miradas fugaces y movimientos alternados llenos de pasión y armonía.

Por primera vez me desnudé de alma frente un público. Y a medida que el compás aumentaba me sentía más segura. La perfección con que nos complementamos fué suficiente para dejar fluir toda la rutina.

Mis caderas ondeaban fuerte, hasta el punto de doler un poco, pero era un dolor gratificante, a filo del cierre bajamos la intensidad de los movimientos de a poco y nuestros labios se rozaron fugazmente en algunas ocasiones. Me estaba quemando por dentro, la adrenalina ante la necesidad de tenerlo más cerca.

Se escucharon los últimos acordes, nos acercamos peligrosamente lento, aún agitados por el ejercicio, sus caderas estaban unidas a las mías, estaba inclinada hacia atrás y su mano firme presionaba mi espalda baja cuando se detuvo por completo y el sonido de la música fue sustituido por la audiencia enaltecida.

Nuestra posición se mantuvo, mi corazón no cedía, los latidos iban a mayor velocidad y pronosticaba que en cualquier momento se me saliera del pecho.

Sus ojos brillantes me atravesaban como en cada cruce durante el baile, está vez, aún más intenso. Sin esperarlo soltó la mano que sujetaba la mía, la llevo a mi nunca y besó, ahí en frente de todos...

Me quedé paralizada, no supe cómo responder, mi cerebro perdió la capacidad de enviar órdenes a mi cuerpo que no reaccionó hasta escuchar que las voces a nuestro alrededor subían algunos decibeles.

Tiró de mí para enderezarme y tomé nuevamente su mano para escuchar lo que los jueves tenían que decir o al menos intentarlo. La alegría que tenía dentro me dejaba asimilar bien poco.

-Wow, vaya derroche de talento- dijo en presentador y su compañera lo secundó.

-Si señor, Giovanna Santos y Amir Vargas, desde Dance on, demos la palabra a los jueces.

TODO LO QUE NO QUERÍA (+18) Libro I [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now