Regalo de cumpleaños

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Gia

La casa de los Vargas es majestuosa, parece un castillo moderno, tiene muchos salones, creo que podría perderme en los pasillos y  las habitaciones como lo esperaba, muy confortables y lujosas todas tienen su propio baño y un armario bastante grande.

Bajamos las escaleras para ir al jardín y veo al pequeño Vargas acercarse a nosotros con las manitas en la espalda, es muy tierno y se parece bastante a sus hermanos, muy guapo, cuando crezca de seguro será todo un rompecorazones. Llega y se detiene en frente de mí y saca las manos sosteniendo una pequeña figura echa con Legos, tiene forma de corazón y es verde. Me lo extiende y lo tomo.

—Gracias, es muy bonito— le digo— ¿Por qué verde? Los corazones son rojos.

—Es verde como tus ojos, eres muy guapa— que gracioso, es un amor.

—Pero que lindo, gracias de nuevo campeón— le doy un beso en la mejilla y sale corriendo hacia donde está su hermano, se parecen solo físicamente por lo que puedo ver.

Amir nos mira desde el sillón de la sala y veo que el pequeño se le aproxima y le dice algo que lo hace levantar la ceja y negar, Abraham le saca el dedo medio para luego salir corriendo hasta el jardín, vale ya saca un rasgo de su hermano mayor.

Caminamos todo el jardín, es muy grande, como toda la casa y tiene un montón de flores de todo tipo, además de muchos bancos y una fuente enorme. El niño se acerca nuevamente y nos trae una flor, le da una pequeña rosa a su hermana, otra a Abril y saca una rosa roja gigante para mí.

Me causa mucha risa y a las chicas también ver que pone su mejilla para que le dé otro beso de agradecimiento, lo extraño es que solo me lo cobra a mí, en eso es tan rastrero como el amargado de su hermano.

Para la cena de la noche me pongo un vestido corte de princesa, la falda es blanca con bolas rojas y la parte superior  es roja, tiene un escote un poco pronunciado pero está bastante bien, no es demasiado elegante ni tampoco tan informal, no quiero que la señora Ava me vuelva a mirar de esa manera, no me gusta que me juzguen así, espero que durante la noche pueda cambiar mi opinión acerca de ella.

Me reúno con las chicas en el pasillo y seguimos hacia el comedor.

—Están muy guapas— nos dice Ainoa

—Solo espero que tu madre no vuelva a escanearnos— suelta Abril y ya veo que no soy la única que se sintió raro.

—No le prestes atención, ya te he dicho que es así, pero no es mala— se excusa.

Yo prefiero callar porque eso de mentir hipócritamente no es lo mío. Nos sentamos a la mesa para esperar que lleguen los demás mientras charlamos un poco. Unos minutos después llega Amir, va vestido con una camisa de hilo blanca remangada hasta los codos y unos pantalones cortos en color beige, se ve más bueno de lo normal y tengo que obligarme a cambiar la vista cuando el calor comienza a subir a mi cara.

Junto a él viene el pequeño Abraham que se apresura a sentarse en el sitio que está vacío a mí lado, cruza sus pequeñas manos encima de la mesa y me sonríe, su hermano se sienta en frente de mí y finalmente nos acompañan los señores de la casa, Ava va vestida como si fuera a una alfombra roja, un poco extravagante y el señor lleva un traje bastante común y realmente parece más mayor de lo que imaginé.

Nos ponemos de pie de inmediato y los saludamos.

—Señor Vargas, un gusto— le extiendo la mano y escucho a Amir contener una carcajada. Abril me baja la mano y Ava me dedica una mirada desagradable.

—Es el mayordomo— me susurra.

—Por Dios que vergüenza, porque no me dijiste antes— le digo casi en señas.

TODO LO QUE NO QUERÍA (+18) Libro I [EN EDICIÓN]Where stories live. Discover now