CAPÍTULO XVI

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Abrió los ojos de golpe, con su cuerpo tensándose al solo apreciar la oscuridad.

Estaba seguro de haber dejado una de las piedras de luz encendida antes de irse a dormir.

Inhaló con sumo cuidado, mientras deslizaba su mano con lentitud debajo de la almohada. Contuvo la respiración, en lo que sus dedos se cerraron alrededor del manga de la cuchilla.

Agudizó sus sentidos, y pudo apreciar la respiración tranquila de una persona. Exhaló por la boca, de la manera más suave que pudo, para no delatarse a sí mismo.

Rodó fuera de la cama cuando escuchó a la otra persona moverse hacia él.

Seyn chocó contra su armario, en el momento justo en que el agresor apuñalaba su almohada.

Las puertas de su balcón se encontraban abiertas, dejando entrar la luz de la luna, que Seyn aprovechó para poder analizar los movimientos de su agresor, quien se abalanzó sobre él en el momento en que notó que Seyn iba a atacar.

Su cuerpo chocó contra la pared, mientras sus manos contenían el arma que apuntaba directamente a su garganta.

Como era de esperarse, el rostro de su agresor era un agujero negro. Una máscara oscura que cubría las facciones de, lo que ya había notado, era una mujer.

Seyn murmuró un hechizo, debilitándola lo suficiente para lograr empujarla y patearla en el abdomen, ocasionando que su agresora cayera al suelo.

Escuchó un ruido detrás de la puerta, y sus alarmas se encendieron.

Mer.

Seyn fue lanzado contra la pared, un segundo después. Rodó por el suelo, sin detenerse a recuperar el aliento, y metió la mano bajo su cama, para sacar otro cuchillo.

Seyn se arrastró con rapidez contra su agresora, enfocándose en el tendón debajo de su pantorrilla. Hizo un corte profundo, causando que cayera sobre su rodilla, pero ella solo se fijó en su cercanía, cara a cara ahora, levantando su arma para apuñalarlo.

Seyn levantó su brazo, para cubrirse el rostro de la hoja afilada de su cuchilla, y a su vez, se impulsó lo suficiente del suelo para clavar su propia arma en la pierna de la mujer, atravesando la gruesa capa de ropa.

Esta vez, la mujer lanzó un alarido de dolor, pero en lugar de rendirse, volvió a apuñalarlo, esta vez en la espalda.

Seyn apretó la mandíbula, juntando sus manos sobre el mango del cuchillo, y presionó hacia abajo, para hacerle un corte aún más profundo. Siseó cuando la mujer volvió a apuñalarlo una y otra vez, en su intento de liberarse.

Seyn la lanzó hacia el otro extremo de la habitación, y se apresuró a levantarse, para correr a la puerta, pero no fue lo suficientemente rápido.

La mujer de alguna manera logró echarse sobre su espalda, lista para enterrar su cuchilla en su pecho, pero Seyn no lo permitió.

Golpeó su cuerpo contra la puerta, con fuerza, para sacársela de encima, y murmuró un hechizo contra el agarre de la mujer, que elevó la temperatura lo suficiente como para que por fin soltara el arma.

Seyn volvió a chocar contra la puerta de la habitación, para que su agresora recibiera el mayor daño posible, y luego la agarró del brazo para lanzarla por encima de su hombro, cayendo al suelo sobre su espalda.

Seyn se llevó una mano al cuello, al sentir presión contra su garganta.

Al parecer ella tenía unos cuántos trucos sucios debajo de la manga, también.

Se lanzó sobre la mujer, con la esperanza de deshacer el hechizo que le estaba asfixiando, pero la presión era tan fuerte, que no tuvo fuerzas para impedir que la mujer cambiara de posiciones.

El Villano de Nuestra HistoriaWhere stories live. Discover now