CAPÍTULO XLII

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—Te estaremos esperando. —Castien la abrazó con fuerza, y besó su cabeza—. Me gustaría poder ir contigo.

—Lo siento...

—Nada de "lo siento". Tenemos cosas de las qué ocuparnos aquí. —su mejor amigo sonrió, despeinando su cabello—. De verdad espero que las cosas salgan bien.

—Yo también lo espero, pero dudo que sea tan fácil.

—No te pongas a pensar de más, que todavía ni lo has encontrado. —le dio un golpecito en la nariz, y volvió a abrazarla—. Buen viaje, Dam.

—Gracias, Cas. —ella sonrió, con el cuerpo vibrando de inquietud, y subió a la nave, donde los demás la estaban esperando.

El pueblo había acudido para despedirse de ellos, aunque no sabían cuál era el motivo de su viaje.

Damaris observó el puerto, que se hacía más pequeño con cada minuto que pasaba, y suspiró.

—¿Preocupada? —se sobresaltó.

Volteó a ver a Seyn, quien le sonrió, y se acomodó a su lado.

—Sí. —admitió—. Todo lo que puede salir mal, saldrá mal.

—¿Ahora puedes ver el futuro? —enarcó una ceja. Damaris sabía que estaba bromeando para tranquilizarla, pero no podía hacerlo.

—¿Recuerdas cómo reaccioné, no? Al menos yo sabía quiénes eran mis padres. Él no... él ni siquiera sabe eso. ¿No crees que puede reaccionar peor?

—Creo que no lo sabremos hasta que suceda. Puede que tengas razón, puede que el universo le otorgue serenidad.

—¿Cómo reaccionarías tú si eso ocurriera? —se cruzó de brazos.

—Puedo decir muchas cosas, pero realmente no lo sé. En lugar de pensar en cómo va a reaccionar, podrías pensar exactamente qué le dirás. No puedes llegar y decirle "Oye, ¿sabes? Somos hermanos solo que te lavaron el cerebro".

—Sí... tienes razón.

—Mar. —la llamó, tomando su mano—. Sabes que no importa lo que pase, no estarás sola.

—Lo sé. Gracias. —asintió, tratando de quitarse de encima la preocupación que llevaba encima.

 —asintió, tratando de quitarse de encima la preocupación que llevaba encima

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Damaris bajó del carruaje, con ayuda de Ther.

De repente sentía que iba a vomitar.

—Damaris, calma. —murmuró Ther, rodeando su cintura con un brazo—. Estamos aquí.

Damaris asintió, mirando a la entrada del palacio, donde los esperaba la familia real de Dria.

Según lo que tenía entendido, todo había vuelto relativamente a la normalidad. Habían enjuiciado a los traidores de la corona hacía muy poco, pero aquella noticia se había visto opacada por la abdicación del Rey Ben y la búsqueda de su hermano perdido.

El Villano de Nuestra HistoriaOnde histórias criam vida. Descubra agora