CAPITULO 27

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El porvenir no me inquieta; lo que es duro a veces es el presente.

    JULIO VERNE

    17 de julio de 1916

    —El corazón es el órgano principal del aparato circulatorio, su cometido es impulsar la sangre por todo el cuerpo, y lo logra con dos movimientos: sístole y diástole. —Isembard se giró tras haber dibujado en la pizarra dicho órgano—. Ya estamos... —masculló entre dientes al percatarse de que su alumna se balanceaba sobre la silla, mirando distraída el jardín a través de los ventanales—. ¡Lauren, presta atención!

    Lauren dejó que las patas de la silla volvieran a posarse en el suelo y observó contrariada la pizarra, solo para volver a mirar por la ventana un segundo después. Camila estaba en el jardín, con Marc, quien había regresado de su último viaje. Con la de barcos que se hundían por la guerra, y el del maldito sobrino del capitán siempre llegaba a puerto. ¡Perra suerte!

    —Lauren, ¡el corazón! —exclamó Isembard perdida la paciencia.

    —¡Puñetas, Isem! ¿Qué más da cómo funcione? Lo importante es que lo haga —protestó.

    —Creí que te interesaban las máquinas. —Lauren enarcó una ceja, intrigada—. Pues el corazón es la más importante que tienes en el cuerpo...

    Lauren negó con la cabeza a la vez que ponía los ojos en blanco. Isembard estuvo tentado de darle un capón por borrica. De hecho, no lo hizo porque en ese momento Enoc entró en el estudio para decirles que se requería la presencia de ambos en la sala de estar.

    —¿Por qué? —Lauren lo miró recelosa.

    —El capitán quiere presentarte a unos amigos —lo miró de arriba abajo—. Son personas importantes, adecéntate un poco.

    Lauren volvió a poner los ojos en blanco a la vez que salía del estudio. ¡No entendía a esos millonetis! No era normal tener que vestirse con chaqueta con el calor que hacía.

Se puso una de las más ligeras que tenía y, sin esperar a su maestro, se apresuró a ir a la sala, donde se encontró con su abuelo y otros tres hombres. Y nadie más. No estaba Enoc. Tampoco Marc, algo extraño, pues la apariencia de los amigos del capitán hablaba de poder. Un poder de rancio abolengo, de dinero antiguo, de apellidos ilustres. Y ese tipo de personas y la influencia que pudiera obtener de ellas, atraía a Marc como la mierda a las moscas.

    Lauren se removió inquieta, algo se traía entre manos el viejo, y mucho se temía que fuera lo que fuera, iba a meterle en ello. ¡Maldito fuera! Su mirada vagó más allá de las ventanas, hasta el jardín, donde se encontró con la de Camila. Una sonrisa iluminó su rostro. La misma que iluminó el de ella. La misma que también esbozó uno de los amigos del capitán al percatarse de cómo se buscaban las dos jóvenes a pesar de la distancia que las separaba.

    —Este debe de ser la hija de... La muchacha de la que nos ha hablado, capitán —comentó un elegante hombre de mirada penetrante. Lauren lo miró enojada, consciente de que se había corregido para no decir de quién era hija—. No cabe duda de que eres idéntica a tu padre, que en paz descanse, su mismo físico, sus mismos ojos, su mismo pelo...

    —Puede que en el físico sea similar a Michael, Dios le tenga en su gloria —le interrumpió Biel molesto—. Pero lo que hay dentro de la cabeza de mi nieta —enfatizó la palabra nieta— es cien por cien Jauregui. El carácter osado e indomable, el arrojo, la inteligencia...

    —¿También el mal genio, capitán? —intervino Doc observando divertido a su amigo.

    —También —afirmó Biel orgulloso—. Jauregui hasta la médula, así es mi nieta, una persona a tener muy en cuenta.

Amanecer Contigo, Camren G'PWhere stories live. Discover now