Capítulo 19. Monstruo

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"—A... a mí no. Ella... Está por ahí... Está... —.


—Necesitamos estabilizarlo —.


—Mi bebé... —.


—No hables ahora. Respira. Mantente despierto. Dinos tu nombre —.


—Mi bebé... —.


—Nombre y edad —.


—Ella... —.


—Repito. Nombre y edad —.


—Pierde mucha sangre —.


—Está cerrando los ojos —.


—¡La camilla! —.


—¡Woo Hee! ¡Woo Hee! —.


Pero jamás volví a verla". 





***





De nuevo me vi en la necesidad de insistir para que Hyukjae dejara de tratarme como si fuera sólo una pluma que vuela con el primer roce. Y me levanté a mover la carne sobre la sartén mientras él no dejaba de quejarse. Claro que no había manera de negar lo graciosamente perjudicado que estuve con los resultados de la noche anterior. Mi novio se puso tan enérgico a pesar de las tantas cosas que ocurrieron en menos de un día. Creí, muy tontamente, que llegaríamos a la cabaña para dejarle dormir y proporcionarle algo de calma entre tanto estruendo.


Ningún descanso tomó lugar entre nosotros al menos hasta ya bien entrada la madrugada. De hecho, le sentí con un vigor tan intenso que he de admitir apenas abrí los ojos por la mañana me supe incapaz de respirar sin que alguno de mis músculos se contrajera. Las piernas me temblaban. Peor que cuando intentaba desvivirme por horas enteras en el gimnasio o en cualquier ejercicio improvisado que pudiera llevar a cabo en casa.


Hyukjae no se cansó de pedirme disculpas por aquello. Y me prometió que me dejaría descansar por algunos días dado que la culpabilidad le llegó de golpe al verme caminando un tanto gracioso. No nos duró mucho la abstinencia. Todo eso que anteriormente me imaginé podría ocurrir en el jacuzzi de la cabaña, tomó lugar al pedirle ayuda para ducharme en vista de mi torpeza que fue producto de una noche en la que probamos los distintos sabores de preservativos que Kiara preparó para ambos. Sólo por el gusto de no desperdiciarlos. No salimos del baño hasta que el agua estuvo ya fría y ambos estornudamos a destiempo por el cambio de temperatura.


Es cierto que, cuando era mucho más joven, casi recién descubiertos los rumbos de mis preferencias sexuales, creí que cosas como el contacto físico serían tan normales para mí como la compañía de mi pareja. Nunca descarté el poder estar con otra persona que valiera la pena para ese tipo de situaciones donde me viera completamente entregado a lo que se nos viniera a la cabeza. Me vi siempre abierto a posibilidades. Aun así, inocentemente, consideré que el aspecto físico no sería algo que me hiciera perderme.

Revivamos a Eros [EunHae]Where stories live. Discover now