Capítulo 29. Al fondo del abismo...

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Quisiera...


Dormir sin tener pesadillas.


Comer si temer la procedencia de mis alimentos.


Sonreír sin aparentar calma.


Correr sin huir de alguien.


Amar sin sentirme culpable.


Llorar sin tener remordimientos.


Suplicar sin motivos devastadores detrás.


Quisiera tantas cosas.


Pero lo que más quisiera es, sin duda, ser libre.





***




Últimamente la casa se siente mucho más acompañada que en otras temporadas. Será por lo que estamos atravesando que mi familia y, en general, las personas allegadas a nosotros que conocen a fondo la situación optaron por hacerme compañía para tratar de apaciguar mis ansiedades y mis frustraciones. Aunque también para mantenerme vigilado. Sólo así estarán seguros de que, entre mis arranques de locura, evite ponerme en riesgo junto con Lee DongHae.


Pienso que el sentimiento es raro por momentos. Agradezco esta dedicación suya por no dejarme solo mucho tiempo. Mis alrededores se ven repletos de voces y risillas que intentan mediar lo tétrico de mi espera. Y yo intento, por supuesto, creer que esa felicidad aparente también consigue contagiarme a mí. Sin embargo, muchas veces fallo.


Tal vez debido a que paso mucho tiempo acompañado por quien sea (a veces mamá, también Kiara, casi siempre la madre de Hae) es que, al volver a mi habitación por las noches mi espera se vuelve más tormentosa. Tengo esa sensación anhelante de que en cualquier momento veré entrar a la persona que de verdad necesito para abandonar la soledad. Me da esa impresión de que escucharé algún ruido viniendo de la cocina y evidentemente será él a quien me encuentre preparando esos hotcakes quemados que, aunque yo se los critiqué alguna vez, se convirtieron en mis favoritos por el simple hecho de que él los hizo.


Quisiera abrir los ojos y ver su rostro. Sentir su aliento cerca de mí. Verlo montarse a mi cuerpo para pedirme que me quede más tiempo dentro de la cama junto con él. Dolerme por cada vez que debo ir al trabajo y separarme de su lado. Y aliviarme de inmediato apenas me encuentre con él en la casa ya entrada la tarde.


El problema de estar tan acompañado es ese. Que empiezo a fantasear de más con la llegada de mi novio. Imagino mundos, escenas y espacios que inevitablemente me harán toparme con él en algún momento. Entonces, sin preguntarle, sin volver a consultarlo, correré a sus brazos para levantarlo y llevármelo en el auto. Lejos. Tan lejos que nunca nadie más sepa de nosotros. A una playa, tal vez. Y le haría el amor cientos de veces bajo los amaneceres y la brisa más fresca que alguna vez haya percibido.

Revivamos a Eros [EunHae]Where stories live. Discover now