Capítulo 24. Intrusos

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—No volveré a verlo —.


—Por supuesto que sí. En algún momento. Buscaré la manera de que también puedas irte de aquí —.


—Me conformo con saber que usted y el joven DongHae se encuentran bien —.


—Lo estaremos. Por lo pronto... Dale esto apenas tengas oportunidad, ¿entendido? —.


—Será complicado —.


—Ya encontrarás la ocasión. Él debe tenerlo. Es importante —.


—Así será —.


—Ya es hora —.


—Vaya con cuidado, por favor —.


—Lo haré. Prométeme que no permitirás que vuelva a golpearte —.


—Me defenderé —


—Bien.... Y Minha... Gracias por todo —.





***





Mi teléfono no dejaba de vibrar sobre todo en las noches. Aunque no era precisamente el remitente que yo en secreto esperaba ver en la pantalla lo cual por momentos me dejaba algo decepcionado. Hyukjae no me habló ni una sola vez. Tampoco hubo mensajes. Así de grande debía ser su rencor o su malestar por lo que hice. Me pregunto cuánto me habrá maldecido en el proceso. O si pensará que nuestra relación fue una simple pérdida de tiempo de la cual debía recomponerse en vista de que a mí me importó menos.


De nuevo la pantalla encendida. Era mi madre. Y, como creía necesario mantenerme en una postura objetiva, jamás cedí a responderle a pesar de la insistencia y sobre todo pese a que yo mismo me hallé ansioso por saber qué tan caótica se encontraba la situación allá afuera. Deseaba con todas mis ganas preguntar sobre la salud de quien dudaba si tendría la fortaleza suficiente para perdonarme por actuar de esta manera. Por haberlo arrojado como un objeto cualquiera que me daba igual conservar o no.


¿Precipitado? ¿Descabellado? Me perturba imaginar cómo le explicaré en un futuro. Si resultan adecuadas mis ideas y si él tiene un poquito de cariño hacia mí que no esté manchado del resentimiento por haberle abandonado buscaré el modo de volver a sus brazos. No obstante, ahora no es momento. Aunque me duelan las cosas tan horribles que dije, las expresiones que le di y las actitudes que tomé, no me dejaré llevar porque eso sería tal vez hasta ponernos en riesgo.


Para ser sincero, a pesar de saber que era mejor sobrellevar mi pesar sin tenerlo insistiendo, en el fondo me punzaba no ser buscado por esa persona a la que dejé hace ya casi una semana botada en el pórtico de casa. Debe estar irritado. O lastimado. Mi egoísmo salió a relucir quizá de la peor manera. Sin embargo, decir que me arrepiento es incorrecto porque yo aspiraba a esta situación. Me la planteé desde un inicio sabiendo o al menos considerando lo difícil que resultaría su ejecución. Lo mucho que dolería tomar las riendas de lo que nos venía persiguiendo no sólo a nosotros sino a la gente que ya no vive para contarlo.

Revivamos a Eros [EunHae]Where stories live. Discover now