Capítulo 15

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Lan SiZhui

Soltó un suspiro una vez que había llegado a la recámara, se recargó en la pared más cercana mientras cubría su rostro con ambas manos. Estaba avergonzado ante su pequeño juego que sin duda alguna logró su cometido en el menor, le había divertido ¡no lo negaría! pero ya no podía perder más tiempo. En otro momento tendría la oportunidad de seducir a su novio.

Se apresuró a quitar cada sábana y almohada de la cama, acto seguido sacudió estas mismas y en orden fue poniendo cada una con la intención de cubrir la cama nuevamente.
Cada arruga que veía la deshacía con la palma de su mano, al final terminó con poner las almohadas esponjando cada una y dejándolas en su respectivo lugar.

Se alejó para observar que la cama se viera bien, estando satisfecho se dispuso a salir de la habitación pero en ese momento el Jin se asomó por la entrada a la habitación, sonrió con amplitud y le hizo una señal de que pasara.

- Claro, ¡entra! - se movió hasta el pequeño cajón que había a un lado de la cama para sacar un peine y al llegar frente al menor mordió su labio inferior ante la idea que se cruzó por su cabeza - ¿Te gustaría que te ayudara a desenredar tu cabello? - cuestionó extendiendo el peine de madera - Seré suave, lo prometo.

Jin Ling

Cálmate RuLan... ¡Calma! se dijo a sí mismo perdido en sus ojos, obligándose a no sonrojarse demasiado ante las últimas palabras de su novio.

Sus latidos ya se habían acelerado, así que nada podía hacer contra eso, pero al menos podía tener la mínima dignidad de no verse tan afectado ante las imágenes que desfilaban por su mente que nada tenían que ver con desenredar el pelo.

Lan SiZhui podía ser con él todo lo suave que se le antojara, y rudo también, e intercalar... Podía hacer con él lo que quisiera ya que tenía clarísimo que sea como fuere, él se derretiría en sus manos, así sea por un acto tan cotidiano como peinar su cabello o por cualquier otra cosa.

El poder que el Lan tenía sobre su persona parecía no tener límites.

Asintió a su ofrecimiento de peinarlo sin tomar el peine y sin decir una sola palabra, porque temía que si hablaba la voz le saliera algo temblorosa de nuevo.

Nada le gustaría más en esos momentos que olvidarse del estúpido peine y tumbar a su novio de espaldas en la cama recién hecha hasta dejarla completamente revuelta de nuevo y a él dejarlo reducido a una madeja de suspiros y jadeos, pero el chico le había dicho que quería ir a Gusu a visitar a sus padres lo más pronto posible, y a Gusu irían sin distraerse.

Ya tendrían tiempo luego de volver a disfrutar mutuamente de sus cuerpos.

Se dirigió hacia un banquito que había por allí en la habitación y tomó asiento de espaldas a su novio, en obvia actitud de entregarse completamente a él... a su voluntad. ¡A QUE LO PEINARA!

Maldita sea Lan SiZhui y su estúpida y sensual voz que me hace cosas... Se recriminó a sí mismo mientras esperaba sentado completamente sonrojado a que el otro chico comenzara a desenredar su cabello. Suerte que estaba de espaldas a él, porque no sabía qué tan bueno sería que su novio se diera cuenta del efecto que tenía sobre él.

Lan SiZhui

SiZhui podría ser a veces el ser mar incrédulo y despistado del mundo al grado de ignorar los efectos que él tenía sobre su novio. ¿Cómo podría no darse cuenta de ello? No es que no le pusiera atención sino que simplemente era tan distraído que sin querer no notaba ciertos aspectos importantes.

El tiempo de silencio antes de su respuesta le pareció eterno, incluso llegó a pensar que el otro se negaría rotundamente, le gritaría y saldría de la habitación avergonzado. Pero no fue así, aún en silencio caminó hasta un banco y se sentó esperando a que él se acercara para peinarlo. Soltó un suspiro que finalizó con una sonrisa en sus labios para después colocarse detrás de él.

Comenzó a pasar el peine con cuidado por entre su largo cabello oscuro, era suave y demasiado hermoso. Eso ya lo había notado antes cuando lo veía con el cabello recogido en una coleta alta, sin embargo no había tenido la oportunidad de observarlo a detalle hasta ese momento.

Lentamente y con mucho cuidado fue peinando su cabello, desenredándolo sin intención de tirar más de la cuenta sus mechones y lastimarlo. ¿Por qué todo en él era tan hermoso? Era un chico de belleza impresionante, estaba seguro de que no habría persona en el mundo que no cayera a sus pies y si lo había debía estar demente.

Debía agacharse un poco para poder desenredar hasta las puntas su cabello, lo hacía de una manera tan lenta solo para disfrutar de la sensación de satisfacción que le causaba hacer una actividad tan simple pero a la vez tan importante para él.

Viaje a GusuWhere stories live. Discover now