Capítulo 26

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Lan SiZhui

"... En Gusu estarás a salvo, como lo has estado todos estos años."

Repitió en su cabeza después de que la persona que amaba cruzara el umbral de la puerta como si todo lo que le dijo hubiera sido en vano. Su pecho dolió tanto que incluso pensó que lo que sentía era algo imposible, ¿Cómo una persona podía sentir tanto dolor? Podría romperse en cualquier momento o en realidad, ya estaba roto y sus pedazos estaban tirados por todo el lugar. Lamentablemente, se rehusaba a recojer sus propios pedazos.

Se tambaleó unos pasos hasta que su espalda chocó contra la pared tras él y resbaló por la misma hasta que terminó sentado en el suelo. Poco a poco se encogió hasta que pudo abrazar sus piernas y ya estando en esa posición su rostro se inundó en lágrimas de desesperación y dolor.
Ocultó su rostro entre sus rodillas y al hacerlo lo escuchó, escuchó a Jin Ling gritarle al posadero y después salir. Quería ir tras él, realmente lo quería. Deseaba hacerle entender que podrían tener más opciones, pero sus piernas no respondían y no solo éstas, su pecho dolía tanto que le costaba respirar. Cualquier movimiento le causaba un dolor insoportable que a cada segundo le hacía querer estar muerto.

— ¿Cómo estaré a salvo de éste dolor? — cuestionó como si esperara una respuesta del viento — Sin ti ¿Cómo podría? — musitó con la garganta desgarrada.

Los sollozos de su llanto eventualmente se volvieron más audibles, ya no le importaba nada. No le importaba sufrir, no le importaba sentir dolor, no le importaba recibir desprecio ni nada parecido porque lo único que SiZhui quería era tener entre sus brazos al chico que tanto había amado y que en ese momento se estaba marchando dejándolo atrás.

***

No supo en qué momento ocurrió todo, de hecho tenía recuerdos borrosos donde se disculpaba con el posadero por lo ocurrido con... su acompañante. Hizo tantas reverencias que sus rodillas dolieron. Posterior a eso salió de la posada con la piernas temblando y el corazón a punto de escapar por su boca; no había pensado mucho en su decisión y cuando lo notó ya estaba caminando en busca del Jin.

Aún le hería lo que él le dijo, sus acciones y el hecho de dejarlo con la falsa idea de una felicidad que era imposible si no formaba parte de ella. Era difícil decir hasta donde iría el menor. Ya era tarde y el manto oscuro impedía la vista completa al panorama y la luz emitida por las estrellas no era suficiente para diferenciar las cosas frente a él pero pese a ese obstáculo se negó a retroceder y sin importar nada estaba resuelto a encontrar al más joven.

Avanzó con algo de dificultad, varias veces tropezó y se desesperó con la idea de que el Jin realmente se negara a verlo. Mil ideas cruzaron por su mente y con todas imaginó lo peor. Si su corazón podía destruirse más, con esas ideas realmente terminó por hacerse añicos. Por un momento dudó en seguir pero un sentimiento de preocupación y temor lo golpeó, un mal presentimiento se hizo presente.

Sacó fuerzas de alguna parte de él y continuó su camino. Sentía su garganta seca y su pecho apretado, era como si su cuerpo quisiera decirle algo, algo que tenía que ver con Jin Ling. Caminaba con prisa y de pronto comenzó a correr, a correr como si su vida dependiera de ello. A medida que lo hacía el sentimiento de peligro crecía como una bomba y que explotó cuando su mirada se encontró con la escena que lo rompió más de lo que lo hizo el evento de minutos atrás.

— ¡A-Ling! ¡A-Ling! ¡A-Ling! — llamó desesperado — A-Ling soy yo, A-Yuan... Despierta por favor, despierta. — no podía entender cómo es que el más joven había terminado así.

Con todo y temor se agachó para poder quitar el miedo de una mala noticia... ¡Jin Ling estaba vivo! tenía muchas heridas pero estaba vivo. Acunó entre sus brazos el cuerpo ajeno y dejó un beso sobre su frente, aún con dolor se sintió realmente aliviado de que el más joven pese a tener esas heridas estuviera bien.

— Te sacaré de aquí, estarás bien, A-Ling... — murmuró con todo el cariño y amor que sentía por el más joven.

Soltó un suspiro y tomo el cuerpo del menor para cargarlo sobre su espalda y así iniciar su camino hacia Gusu. No sería el lugar que el Jin quería pero era el más cercano y las heridas que tenía no podían esperar más tiempo para ser tratadas.
Para el amanecer ya había llegado a su secta, donde fue recibido por compañeros discípulos que al ver al mas joven palidecieron. Llevó a Jin Ling hasta su recámara donde sin más demora se encargó de curarlo, limpiar sus heridas y tratarlas. El chico estaba aún inconsciente para cuando terminó y salió de la habitación dejándolo solo para que descansara.

Miró al cielo antes de avanzar por los pasillos de su hogar e ir en busca de alguien que lo esperaba desde que llegó.

Viaje a GusuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora