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30- De vuelta a las noches estrelladas

—Si es el lugar al que creo que vamos, creo que solo fue en esa ocasión, ¿no?

—Sí, ayer lo recordé y creo que es una pena no haber vuelto.

—Tienes razón —sonrió melancólica —también deberíamos volver a ese parque.

—¿Lo hacemos mañana? —preguntó volteando a verla, a lo que ella asintió —listo, ya llegamos.

Ambos caminaron hasta el borde de aquella playa, en donde de vez en cuando las pequeñas olas pegaban con la costa haciendo figuras en la arena. La fría brisa chocaba con ellos haciendo que un frío agradable los recorriera.

—¿Caminamos por la costa? —preguntó Hayami.

—Vamos.

Esta vez fue ella la que entrelazó sus dedos para después comenzar a caminar, ambos al mismo ritmo. El graznido de las gaviotas se escuchaba desde lo lejos y hacia el horizonte, el atardecer era sorprendente, los últimos rayos del sol iluminaban dejando un tono rojizo en todo el mar. Debido a que ya eran rayos débiles no calentaban al punto de quemar, sólo era un calor agradable. Era todo un lujo ver el atardecer de esa manera, caminando al borde del mar junto con una de las personas que más amas.

—¿Recuerdas que cuando vinimos aquí me hablaste por primera vez?

—Sí, lo recuerdo —pronunció bajito, le avergonzaba recordar esos tiempos.

—Recuerdo que emocionante fue —sonrió.

—Estaba tan nervioso —rió —pero tenía que hacerlo ¿no?

—Supongo —se encogió de hombros —¿Vamos al lugar donde vimos las estrellas?

—Claro, vamos.

Ambos caminaron hacia allá. La zona de rocas seguía como siempre, la noche caía poco a poco, pronto aparecerían las estrellas.

Quedaron allí mientras esperaban, ella tenía la cabeza recostada en su pecho mientras él daba ligeras caricias a su hombro y una parte de su brazo, solo disfrutaron de la respiración pausada del contrario. No era necesario decir mucho, ambos estaban contentos con su simple compañía.

—Mira, allí están —escuchó por parte del chico.

Levantó la mirada para ver el cielo, estaba estrellado, con aquel característico tono negro azulado. Sonrió y dijo:

—¿Buscamos figuras como aquella vez?

—Comienzo yo —pidió fijándose en el cielo, moviendo los ojos por todas las estrellas —Mira allá, parece un perro

—Y ese de allá la cabeza de un gato.

—Mira, no son ninguna figura pero son una línea recta.

—Tienes razón, deben significar algo. Como la de allá, es un triángulo —señaló.

—Y esa de allá se parece a ti.

No entendió lo que decía, ¿cómo era posible que una estrella se pareciera a una persona? Miró hacia dónde su dedo indicaba y vio una de ellas, solo era una, una con un gran brillo.

—¿Por qué dices que se parece a mi?

—Porque brilla de la misma manera que tú, de manera cálida y hermosa.

Sintió su corazón achicarse de amor, no tardó en abrazarlo, más tarde Hakkai se avergonzó por sus palabras. La sonrisa de la chica era de felicidad pura —Entonces, si dices que esa estrella brilla de esa manera, también se parece a ti.

Ambos sonrieron mientras se abrazaban, la noche comenzaba, a ser fría, aún así se quedaron un tiempo más para disfrutar de aquello.

Hayami sintió el sonido de su celular, contestó:

— Hola papá... sí... no, no estoy en problemas, estoy con Hakkai... aquí en la playa... Ajá... está bien, estoy allí pronto... te quiero, nos vemos.

Dejó su teléfono de un lado para después sonreír.

—Quiere que regrese, también te invita a cenar.

—Bueno vamos —dijo levantándose para caminar fuera de allí —no sabía que lo llamabas papá.

—Jonh... se ganó muy rápido mi corazón. ¿Al principio lo recuerdas?, no quería que siquiera se acercara, incluso me quejaba contigo todo el tiempo de él... Tenía miedo de que dañara a mi madre o a mí, pero me di cuenta de lo bueno que es, ama a mamá y la ama de la buena manera y eso por supuesto por mi está bien, lo hace de manera sincera así que soy feliz con eso. Y en cuanto a mi se convirtió en el padre que no tuve, así que decidí hace poco llamarlo papá por eso, él dijo que no lo incomodaba. Creo que estoy usando el término con la persona correcta.

—Tienes razón, no parece ser malvado ni nada, es todo lo contrario, pero me dio miedo la vez que te regresé tarde a casa.

—Sí —sonrió —dijo te temía que me sucediese algo malo.

Llegaron hasta su casa y luego de estar dentro saludaron a ambos, a Hakkai aún se lo notaba algo nervioso ante la presencia del «padre» de Hayami. Para su suerte no tardaron mucho en llevarse bien, un tiempo después ya estaban llevando una conversación sobre quien sabe que tema. Ahora que se llevaba bien con él la cena se hizo mucho más agradable.

—¿Nos vemos mañana entonces?

—Sí, nos vemos mañana.

Se despidió de ella en la puerta para luego alejarse, poco a poco todo iba quedando en su lugar, ahora solo esperaba poder conseguir el empleo de medio tiempo al día siguiente, el resto sería pan comido.