10

779 85 16
                                    

Deje de cepillar a Juancha para tomar la cubeta de agua del suelo. Juancha era la última burra que me quedaba por cepillar,así que después me iría a casa a comer algo. La verdad no sé si se llama así,pero me gustó el nombre.

— ¡Q'hubo! — Grito alguien a mi espalda, soltando un respingo el agua de la cubeta volcó a mi vestido.

— ¡Ay! — Deje caer la cubeta y tome mi vestido con mis manos — Ay,no.

— ¡Perdónnnn! — Mire al responsable, viendo a Camilo acercarse — Tu vestido se mojo.

— No me digas — Solté un suspiro.

— Perdón,sumercé — Tomo una parte de mi vestido y la apretujo,saliendo un poco de agua.

— Ya,no me importa que se me haya mojado,lo que me importa es que ahora va a esta pesadico — Tome todo el vestido y lo apretuje con fuerza — Un poco mejor, ¿Y qué haces acá?.

—  Ah...nada,vine a buscar a Luisa,pero al parecer no está — Tomo la cubeta que había tirado del suelo y empezó a caminar a mi lado.

— Creo que se tomaba el día libre o algo así,por petición de Mirabel,ya sabes cómo es.

— Ya,es que mi tía Julieta la anda buscando para que le ayude con la comida o algo asi y yo ando muriendo de hambre — Hizo un ruido dramático.

— Ajam...— Ahogue una risa — Tampoco para tanto eh,ayuda tu a tu tía — Hizo un movimiento con la boca.

— No,no me dejan — Frunci levemente el ceño — Si fuera por mi tía encantada,pero mi mamá no me deja ya que dice que voy a comer todo lo que encuentre — Largue una carcajada.

— Conociéndote seguro.

— ¿Y tú qué harás, sumercé?.

— ¿Uhm?.

— Ahora,¿Qué harás? — Hice un movimiento con la mano,para que deje la cubeta en el suelo.

— Ah,por ahora nada,solo iré a mi casa a comer algo ya que no e comido desde la mañana — Deje el cepillo y las tijeras con las que estuve trabajando dentro del balde vacío y mire a Camilo,quien sonreía de oreja a oreja — ¿Y tú qué? ¿Por qué me miras así?.

— ¿Me invitas a tu casa a comer? — Hizo un puchero.

— ¿Que?.

— Anda, sumercé,que me voy a morir de hambre — Tomo mi brazo y lo tironeo suavemente. Chasquee la lengua.

— No, Camilo,¿Cómo cree? — Me solté del agarre — Tu tía cocina mejor que yo,solo no quieres ser paciente.

— No es cierto, sumercé. Cocinas muy rico — Me cruce de brazos.

— ¿Y tú cómo sabes si nunca has probado mi comida?.

— ¿Cómo no? La otra ve...ah,no,cierto, no e probado nunca tu comida — Rasco su cabeza nervioso,entrecerre mis ojos y me acerque a él,quedando cerca de su cara.

— Uhm...

— ¿Que...?.

— Nada,andas raro — Me aleje y lo examine de pies a cabeza.

— ¿Yo? ¿Cómo cree? — Río nervioso — ¿Pero si puedo ir a comer? — Puse los ojos en blanco — Aunque sea una arepita, sumercé.

— Bien... — Suspiré.

— Con razón eres bien querida, sumercé — Tomo mi muñeca y empezó a llevarme junto a el.

— ¿Cómo?.

— Si,todo el pueblo dice que eres bien amable y compasiva — Puse unos de mis mechones de cabello corto detrás de mi oreja apenada.

— ¿En serio? — Hizo un ruido de afirmación.

— Si,bueno,algunos dicen que eres medio rara,pero es mejor no escuchar a los chismosas.

— Si,mejor...

°•°•°•°

— Shh,calla,calla — Le tape la boca a Camilo que se estaba riendo a carcajadas, después de unos minutos en silencio,nos miramos y empezamos a reír.

Cuando llegamos a mi casa todo estaba muy bien,hice un poco de sancocho, ajiaco, empanadas y algunas arepas con queso, con ayuda de Camilo,que más bien estorbo un poco,pero de igual manera siempre me hacía reír.

Cuando todo estaba servido,Camilo puso unos vasos y sirvió un poco de jugo, que me pareció extraño porque pensé que no tenía.

Empezamos a comer,hablar y Camilo empezó a contar sus chistesitos. Pero después de casi tomarnos todo aquel jugo que sabía a naranja un poco agridulce, pero seguía estando rico, después me di cuenta que no era jugo,era alcohol.

— Espera,espera — Pero Camilo ya había caído de la silla. Largue una enorme carcajada — ¡Espera,espera,te ayudo! — Intente levantarme de la silla,pero cuando lo hice todo pareció girar,haciendo que me caiga yo también.

— ¡JAJAJA! — Escuché la risa de Camilo, aún en el suelo.

— ¡Está rodando la casa! — Me sujete del suelo.

— ¿Cómo cree? — Intento levantarse,pero rodo por el suelo — Uy...¡Es cierto! ¡La casa está rodando!.

— ¡Mi casaaa! — Empecé a soltar algunas lagrimitas mientras rodaba por el suelo — ¡NOOO!.

— ¡No llore que yo lloro! — Dijo con un llanto contenido.

— ¡Pero mi casaaa! — Fui gateando hacia el — ¡Mi casaaa! — Le tome de la cara — ¡Mi  casaaa! — Empecé a sacudirlo — ¡Ahhhhh!.

— ¡Ahhhh! — Tomo mis hombro y también empezó a sacudirme. Caí al suelo al lado de el,mirando el techo y recuperando el aire. Después de minutos empezamos a reír de nuevo.

Un don especial (Camilo Madrigal y tú)Where stories live. Discover now