19

376 36 0
                                    

Dejo caer su cabeza en su mano,la cuál estaba apoyada en su rodilla. Largo un suspiro desesperante mirando aquella casa. Había estado ahí todo el día sentada en aquel suelo viendo si salía o no alguien de aquella casa,pero no había ningún movimiento.

— Buenos dias,sumercé — saludo alguien a sus espaldas.

Giro la cabeza encontrandose con un Camilo con las mejillas abultadas de comida. Sostenía su ruana como si fuera una bolsa llena de arepas.

— ¿Sigues aquí? Llevas horas — se sentó a su lado y le extendió las arepas.

— Si,pero todavía nada — tomo una arepa y se la llevó a la boca.

— ¿Y si está vacía? ¿Y si Mirabel recibió información vieja y ya no viven en Encantó? Es una posibilidad — se encogió de hombros.

— No,no. Siempre apagan las luces a las nueve y cuarto puntual. Se acuestan temprano,además se escuchan voces adentro. Siguen ahí,solo que no salen — explico largando un quejido frustrante. Metió lo que le quedaba de arepa a su boca (que era un pedazo casi entero) y empezó a masticar cómo podía con una mueca triste.

— Puede que sean reservados,no lo sé — Camilo mordió una arepa sin apartar la mirada de la cansada chica. — Ánimo sumercé. Ya van a salir en algún momento.

La chica trago la arepa y lo miro,dándole una sonrisa leve sin muchos ánimos.

— Puede que si...— volteo a ver de nuevo aquella casa griseasa.

Camilo la veía desanimada,muy poco común en ella. Odiaba verla en ese ánimo.

— ¿Cómo crees que es tu hermano? — captó la atención de la chica. — Digo,¿Cómo crees que sea?.

— No lo sé...— miro el suelo y empezó a cartor el pasto con sus manos. — Me lo imagino...muy amable y servicial — sonrió con nostalgia. — Recuerdo que mi mamá cada vez que sonreía siempre se les hacía un oyuelo aquí — señaló a su costado de su labio. — Tengo la leve esperanza que lo haya heredado de ella. Puede que se parezca un poco a mi.

Camilo sonrió.

— Si tu hermano y tu se parecen, entonces tu hermano debe ser muy bonito — hablo sin pensar.

La chica lo miro con las mejillas rojas,y al darse cuanta de lo que dijo, Camilo desvío la mirada hacia otro lado cubriéndo su cara con su cabello. Estaba rojo de la vergüenza.

— ¿Por qué dije eso? — murmuró para si mismo.

— Eh... — la chica coloco un mechón de su pelo detrás de la oreja sonrojada antes de levantar la mirada. — ¡Mira! — dijo de repente,parándose de un salto.

La puerta de la casa fue abierta y de ella salió un muchacho alto,de pelo rubio ceniza y ojos oscuros. Se despedía de alguien con una sonrisa mientras llevaba una bolsa en su mano.

Cerró la puerta de la casa y empezó a caminar lejos de ella,pareciera que iba a ir a comprar.

— ¿No es...?.

— Si — contesto rápidamente,empezando a correr detrás del muchacho aún guardando la distanció entre ellos. Camilo se sorprendió por tal acto,pero de igual manera corrió tras la chica.

Dejo de correr cuando vio que estaba rompiendo la distancia limitada que quería guardar,y se escondió al lado de una casa recuperando un poco el aire aún observandole.

— Su...mer....cé — Camilo fue hasta la chica con falta de aire,pues respiraba con grandes bocanadas de aire. — Pero...que rápido que corres...y que rápido camina el chico...— se apoyo en sus rodillas cansado. La chica le chisto. — ¿Segura que es tu herma-?.

— Claro que lo es. Lo reconocería por cualquier parte.

Y era cierto,el muchacho no había cambiado mucho a decir verdad,el cabello y los ojos seguían ahí,al igual que el rostro,solo que en esta había rastros de que ya era todo un adulto.

— Bien...entonces...

— ¿Está yendo a la casa de la señora Paola? — la chica agudizó la mirada por si había visto mal,pero era obvio que no.

El muchacho entro a la tienda de la señora Paola,la cuál vendía vestidos de mujer. Le pareció muy extraño que haya entrado ahí.

— ¿A quien le estará comprando eso...?.

— A mi tía...— le respondió en un susurro. — Ví como se despedía de alguien dentro de la casa antes de salir...

— ¿Entonces es bueno que siga viviendo con tu tía,no? — asintio sin despegar la mirada del chico.

— Si...supongo.

Estuvieron esperando unos minutos antes de que el muchacho salga de la tienda con una bolsa un poco grande color amarilla. Se despidió de la que le atendió y siguió su camino.

El muchacho parecia muy amable,siempre iba con una sonrisa y saludaba a todos con alegría. Eso le saco una sonrisa a ____.

— Vamos,se está yendo — tomo la mano de Camilo sin pensarlo y corrió siguiéndole.

Se detuvieron entre una panadería y una peluquería, viendo como el chico ingresaba a una farmacia.

— ¿Uh? ¿Estará enfermo?.

Pero la chica estaba tan concentrada en el muchacho,que no se dió cuenta de lo tenso y sonrojado que estaba Camilo.

— S-Si — dijo rígido.

— ¿O será que mi tía estará enferma...?.

— S-Si...— la chica frunció su cara y miro al de rulos confundida.

— ¿Que?.

— N-Nada.

— Uhm...¡Oh,mira,mira! — señaló al muchacho que acababa de salir de la farmacia con una bolsa y se aproximaba hacia los muchachos. — ¿Que hace...? ¿Por qué se...? — abrió los ojos como si fueran platos y empezó a darles leves empujones a Camilo. — ¡Está viniendo! ¡Está viniendo! ¡Seguro nos vio,seguro nos vio! — lo empujó levemente sobre la pared de la panadería y se tenso. ¿Y si la vio? ¿Y si la reconoce? ¿Que le dirá? ¿Que le dirá el muchacho?.

Pero para su alivio,vieron como el muchacho pasaba de largo aún con la sonrisa en su rostro.

La chica soltó todo el aire retenido en sus pulmones y se rió nerviosamente.

— ¡N-No nos vio! ¡Eso es bueno!.

Pero Camilo no siquiera la escuchaba, la estaba mirando embalsamado y con un notable sonrojo en sus mejillas.

Al no recibir respuesta alguna,la chica lo miro,notando la poca distancia de ambos así que de un movimiento rápido se alejo de el sintiéndose nerviosa de repente.

— Uhm...es mejor...se-seguirlo antes de que lo perda-mos — y de nuevo,coloco un mechón detrás de su oreja.

— ¿Que..? ¡Ah,si,claro,claro! — asintio energéticamente antes de seguirla.

Lo siguieron en un incomodo silencio hasta la casa del mayor. Dónde solo entro a la casa y de nuevo estuvo ese ambiente de parecer desavitada.

— Bueno...por lo meno lo ví después de muchos años...

— Si...— sonrió incómodo Camilo antes de mirarla de reojo.

— ¡Bien!...¡Adiós! — se giro para verle y darle una sonrisa también un poco incómoda.

— ¡Adiós,Sumercé! — se despidió Camilo, y los dos muchachos dieron media vuelta para irse.

Aún con el corazón acelerado.

Un don especial (Camilo Madrigal y tú)Where stories live. Discover now