12

620 75 2
                                    

— ¡¿Que hicieron que?! — me encogí en mi lugar.

— Pepita,mi amor,cálmate — Felix,el esposo de Pepa,hizo que se siente de nuevo en su silla,mientras una nube se formaba encima de esa cabeza.

— ¡¿Pero lo oíste?! — su esposo empezó a darle palmaditas para que se tranquilice.

— Pero ya lo escuchaste Pepita,fue un accidente,por suerte no paso a mayores — Felix nos miro y los dos,Camilo y yo, asentimos frenéticamente — ¿Ves?.

— S...Si,señora Madrigal — tome un pañuelo del recipiente que estaba a mi lado y se lo di con mano temblorosa — no paso a mayores,solo nos quedamos dormidos encima de la mesa — sonreí para intentar calmarla — pensé que ya había regalado esa botella de alchohol, pero veo que no — reí nerviosa.

— Cariño,ya sabes que tienes que decirme Pepa — tomo el pañuelo y se sonó la nariz para después dárselo a su esposo — y no te culpo por lo que pasó,pero lo que me da curiosidad es ¿Por qué tenías alchohol si apenas tienes...? — movió la boca mirándome de arriba a abajo.

— Quince.

— quince...— completo la frase.

— Fue un regalo de alguien,no recuerdo quien,pero si me acuerdo que le dije que era menor de edad,pero aún así me lo dió disque para cuando sea mayor — sonreí y coloque un mechón de pelo detrás de mi oreja. La nube poco a poco se fue desvaneciendo.

— Bueno...supongo que lo pasado pisado — dijo recuperando aire.

— ¡Si,si,eso,pasado pisado! — Camilo por fin salió de detrás del respaldo de la silla donde estaba sentada. Debía admitir que el comportamiento de Camilo me causaba bastante risa.

— Bueno,ahora sí ¿Podemos comer? — pregunto una chica de vestido rosado. Me resultó muy familiar. Ladee mi cabeza mirándola con más antencion.

— Claro...— murmure,de ella intento hacerse pasar Camilo el día que lo conocí.

— Si,a comer — todos los Madrigal empezaron a comer mientras reían, hablaban o hacian cualquier cosa.

Suspiré hondo sabiendo que está no será la última vez que me arrastren a una comida con los Madrigal. ¿Debería acostumbrarme?.

— ¡Perdón! — Mirabel entro a la habitación agitada,mientras se arreglaba el vestido — ¡Perdón por llegar tarde! — se apresuro a sentarse — me tope con algo en el camino — Hizo una mueca.

— Ya...no importa,Mirabel — dijo su abuela con cierto fastidio,eso hizo que mi ceño se frunciera.

— ¡____! — di un respingo haciendo que casi se caiga el vaso con jugo que estaba a mi lado — ¿Que haces aquí? — Mirabel sonrió.

— ¿Ah? Bueno,uhm,Pepa me invitó — sonreí apenada.

— ¡Genial! ¿Después te quedas? Quiero mostrarte algo...— hizo un movimiento con sus ojos que hizo que ladee mi cabeza confundida.

— ¿Okey...?.

— Sumercé — gire lentamente mi cabeza hacia Camilo — eh...— se quedó quieto mirándome por un momento — yo...— abrió y cerró su boca varía veces,mordi mi labio confundida ¿Por qué ahora estaban actuando muy extraño?.

— ¿Pasa...algo? — pareció salir de un trance y giro su cabeza,ocultando su cara.

— ¡Nop! ¡Claro que no! ¡Solo me olvide lo que te iba a decir,ya vengo! — se levanto de la mesa y salió casi corriendo.

— Si,están actuando más raro de lo normal...— susurré.

— También me di cuenta — dijo Dolores,que estaba a unas cuantas sillas de mi. Olvide por completo que tenía el don del súper oído.

— Sip...

— ¡Volví! — Camilo se volvió a sentar mientras con una toalla palpeaba su cara — me sentí mareado — comentó.

— ¿Estás bien? ¿Sigues con resaca? — puse una mano en su frente.

— ¡Si,estoy bien! — saque mi mano de su frente al sentirla muy caliente.

— Está muy caliente...— le informe.

— Yo...si,pero no.

— ¿Que?.

— ¡Ay,no de nuevo! — tomo su cara con ambas manos y se levantó de nuevo saliendo corriendo.

— ¡Ay,no! — Mirabel se levantó de repente de su asiento — ¡No está! ¿¡Dónde lo deje!? — empezó a mirar por toda la mesa levantando algunas cosas buscando algo,derramando un poco de jugo a la chica de vestido rosa.

Por tal acto,la chica dió un respingo e hizo que un montón de flores caigan sobre la mesa.

— ¿¡Pero que te pasa!? — grito la chica de vestido rosado.

— ¡Lo siento!.

— ¡No griten! — dijo Dolores tapando sus oídos.

— ¡Isabela! — Luisa se levantó de la mesa en un intento de ayudar a su hermana que luchaba por salir del revoltijo de flores que creo sobre si misma, pero eso hizo que tirase la mesa.

— ¡Cuidado! — grito Antonio.

Di un grito de sorpresa cuando un jaguar vino corriendo hacia el comedor persiguiendo algunos pájaros,tirando varias cosas al pasar.

— ¡Mami,no dejo de mutar! — Camilo vino corriendo hacia la cocina,mutando a cada cierto momento por una persona distinta.

— ¡¿Pero que está pasando?! — grito Pepa, provocando que unos rayos salgan de la ya nube que se creo en su cabeza.

— ¿Que es esto...? — pregunté mirando horrorizada toda la escena.

No debí aceptar venir a desayunar.

Un don especial (Camilo Madrigal y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora