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Deje la cubeta de agua en el suelo cansada del trabajo que había hecho esa mañana, empecé a estirarme soltando un suspiro pesado.

— ¿Ya terminaste? — me sobresalté por la repentina presencia — Lo siento — me di vuelta inmediatamente.

— Mirabel...— sonreí,pero me interrumpio.

— ¡Lo sientoo! — se acercó a mí y tomo mis manos mientras hacia un puchero — por lo de ayer en mi casa. Todo se descontroló y...

— Mirabel...— intenté tranquilizarla.

— ...y después apareció el tigre ese y rompió tu vestido...— siguió.

— Mirabel...— dije entre dientes.

— ¡Y después mi estúpida hermana hizo que tragaras flores sin querer y...!

— ¡Mirabel! — grite. Se callo de golpe y me miro abriendo sus ojos — Perdón... perdón... pero — solté nuestro agarre — en primer lugar no es un tigre, es un jaguar — sonreí — en segundo,no pasa nada. En realidad fue un poco divertido.

— ¿En serio no estás enojada? — negué — que alivio — largo un suspiro mientras colocaba su mano en su pecho.

— Pero ¿Por qué de repente los dones de tu familia se descontrolaron?.

— Todo fue mi culpa...— se separo de mi lentamente y repentinamente se tiró al suelo boca arriba.

— ¡Ay! — grite desconcertada. Me acerque a ella rápidamente asustada,pero al ver su cara neutra me relaje — Me asustaste Mirabel...— me acosté en el suelo a su lado,mirando el cielo — no creo que haya sido tu culpa...

— No,claro que lo fue — me interrumpio de nuevo.

— No,no creo que...

— No,____. Literalmente fue mi culpa — la mire confundida — bueno...— se incorporó sobre sus codos — entre...— callo y miro a todos lados — Dolores va a escuchar...— susurro.

— ¿Que Dolores que...?

— ¡Ven! — no sé con qué rapidez y fuerza. Mirabel se levantó del suelo y me levanto como si fuera un saco de papá. Tomo mi mano y empezo a guiarme hacia fuera del rancho — Espera...¿Dónde es tu casa?.

— ¿Eh? — deje de caminar y la mire confundida — tu ya has ido a mi casa,la otra vez — ladeó su cabeza confundida — comimos arepas...— negó confundida — ¡Te conté que iba a salir con Camilo! — abrió sus ojos y sonrió — o sea,que me invitó a pasear y esas cosas. Pero la cosa es que tú fuiste unos minutos antes, estabas un poco rara,pero hasta comimos unas arepas que cocine.

— ____ yo no fui a...— callo de golpe y entrecerro sus ojos — si...si claro,ya me acordé...— no se le veía muy convencida.

— ¿Bien...? No importa,ya vámonos — empecé a guiarla hasta mi casa.

°•°•°•°

— ¿Que entraste a la habitación de...?— puso una mano en mi boca.

— ¡No...se...habla...de...! — hizo una expresión con la cara,rápidamente asentí entendiendo a lo que se refería — ¡Lo escribí en el cuaderno por algo! — apunto el cuaderno.

— Bien,bien,perdón — tome el cuaderno y la lapicera — ¿Quien es Bruno? — escribí.

Es mi tío. El veía el futuro — escribió. La mire frunciendo el ceño.

¿Por qué no se habla de el? ¿No son familia? — miro unos segundo el cuaderno y después a mi,se encogió de hombros — ¿Y por qué estamos escribiendo en vez de hablarlo? — le alcance el libro y leyó,me miro y levanto la ceja — Ah,ya entendí porque — sonreí apenada recordando a Dolores — ¿Y por qué...? —  no termine de escribir la frase que las dos dimos un respingo al escuchar como tocaban la puerta repentinamente.

— ¿Quien es? — mire la puerta y después a ella.

— No tengo ni idea,no espero a nadie — me levanté de la silla yendo hacia la puerta,apenas toque la perilla gritaron.

— ¡Sumercé! — frunci mí ceño y mire rápidamente a Mirabel.

— ¿Camilo? — preguntó desconcertada. Abrí la puerta justo cuando Camilo iba a tocar de nuevo.

— ¿Camilo? — repetí la pregunta de Mirabel. Camilo rápidamente paso por mi lado entrando a mi casa como si fuera la suya.

— ¿Cómo estás, sumercé? No la ví en el rancho así que vine a...— paro al ver a Mirabel — ¿Primita?.

— ¿Y tú qué haces aquí? — se levantó de la silla y se acercó a nosotros.

— Vine a ver a mi...— me miro,abro y cerró su boca repetidas veces  —...amiga— completo.

— ¿Po que o que? — pregunté acercándome a él.

— Solo quise verte — se encogió de hombros.

— ¡Pues estamos ocupadas! — Mirabel se puso a mi lado y sonrió nerviosa.

— ¿Con que? — levanto una ceja.

— Con...— nos miramos las dos sin saber que decir.

— Cosas de chicas — respondí. El palideció en un momento.

— Yo...yo...¡Te buscare más tarde! — sonrió avergonzado y salió de la casa como un rayo.

— ¿Desde cuándo eres amiga de Camilo? — mire a Mirabel confundida.

— Eh...no sé — me encogí de hombros.

— Con razón habla mucho de ti...— murmuró. Mire a Mirabel.

— ¿Que?.

— Nada,ven. Sigamos — todo mi mano y me guió hasta la mesa.

Un don especial (Camilo Madrigal y tú)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant