31

167 19 1
                                    

Ya había salido de la casa Madrigal y para su mala suerte,a mitad de camino empezó a llover. Aunque no le molestaba,en realidad, le gustaba,pero,lo que si le molestaba,era que su vestido se estaba volviendo más pesado a medida que se iba mojando.

Paró cuando una niña se cayó frente a ella, justo en un charco de barro,se ayudo a levantarse con sus manos y cuando se sentó, empezó a llorar.

— Oh,Melisa — se agachó y le miro su rodilla, dónde tenía un gran raspón. Conocía a la niña ya que varias veces la había cuidado — Ya,ya,no llores,no pasó nada — le acaricio la cabeza,pero aún así la niña no dejaba de llorar — ¿Qué haces aquí afuera? — sabía que no tendría respuestas hasta que la niña dejara de llorar,pero aún así,intentaba distraerla. Tomo con cuidado su rodilla lastimada y con barro y vio su herida. Con la tierra sabía que podía infercatse,pero por suerte, la casa de la niña estaba cerca —. Venga — la tomo con cuidado y la cargo, la niña se sujeto con fuerza a su cuello y cruzó sus pies con la cintura de ____ —. Vamos con mamá.

Camino varias minutos antes de ver la casa de Melisa,su madre estaba afuera de esta, llamándola. Alzo su mano para ser vista y así fue,porque se madre fue corriendo hacia ella.

— ¿Qué le pasó? — le pasó a la niña mientras se quitaba algunos cabellos mojados de la cara.

— Se cayó y se lastimó un poco la rodilla.

— Oh,Melisa,te dije que no salieras — le acaricio la espalda antes de mirar a la chica —. Gracias ____.

— No hay de que,señora — le resto importancia.

— Hace frío,mija ¿Qué haces acá afuera,no querés pasar?.

— Ay,no,yo estoy bien,mejor entre usted, yo en seguida voy pa mi casa — le sonrió.

— Cuídate,mija — ella asintio,antes de darse la vuelta e irse.

Se sintió satisfecha,si no hubiera aparecido de seguro Melisa estaría aún bajo la lluvia llorando y con una herida.

Pero,cuando se dió vuelta, resbaló y por suerte no cayó,pero su ojota se rompió. Con cuidado tomo su ojota y la miro con fastidio.

— ¿En serio? — se dijo asimisma antes de largar un quejido frustrado. Se tomó su cien,ahora tenía un dolor de cabeza.

Cuando volvió a levantar la mirada,vio que la lluvia ya no le caía. Se sintió confundida, aún podia ver cómo seguia lloviendo, pero aún así ella seguía sin mojarse. Levanto la vista,viendo una tela que reconoció al instante. Giro su cabeza,encontrandose muy cerca a la de Camilo,que mantenía su mirada fija en ella.

— ¡Dios,Camilo,no me asusté así! — se tocó el pecho girando por completo. Vio a Camilo sonreír,con su ruana levantada tapándolo a los dos.

— Lo siento — río,ahora notando que sus mejillas de pusieron rojas al tener a la chica cerca de el.

— ¿Qué haces aquí afuera? Creí que estabas en tu casa.

— Te quería dar algo,pero,dadas las circunstancias,no es el momento — río más nervioso. Se quitó la ruana, colocándoselo encima a ____.

— ¿Qué haces? — saco un poco la cabeza de la ruana,mirándolo. Camilo quiso reír, su cabello mojado estaba por toda su cara,aunque aún así se veía bonita —. Te vas a enfermar,parce — intento quitárselo de nuevo,pero Camilo se sujeto las muñecas.

— Te lo di precisamente para eso,para que tú no te enfermaras. Casita está cerca, llegaré rápido a casa y tú estás toda mojada.

— Se supone que yo soy la niñera.

— Se supone que yo soy mayor que tu por unos cinco meses — soltó sus muñecas. Ahora le tocaba a ____ sonrojarse. No solo porque Camilo la estaba cuidando como una niña,sino que se veía muy lindo sin la ruana. Nunca lo habías visto así. Largo una risa rara,caracteristico de ella cuando se sonrojaba.

— Si,claro,si. Bueno,yo me voy, tu también, te vas a enfermar y,mañana,o hoy,no sé, este... — la verdad no sabía que decirle. Se pasó la mano por su cara —. Ya me voy, adiós — agito su mano en forma de despedida sin mirarlo,antes de darse vuelta y querer irse,pero se dio cuenta que no tenia una chancla. Así que sin dejar de darle la espalda,se quitó la otra y empezó a caminar muy rápido, sintiéndose muy avergonza.

Camilo aún seguía sonriendo viéndola irse, hasta que desaparecio de su vista, entonces se dió vuelta y empezó a irse dando saltitos.

Como todo chico enamorado.

Un don especial (Camilo Madrigal y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora