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Había pasado una semana, y aún no se había atrevido a volver a hablar con Louis. Quizás le evitaba un poco cuando sabía que estaba cerca en el edificio, o esperaba escuchar la cerradura de su casa para ir a tirar la basura o salir del departamento.

Pero no pudo evitarlo más cuando le tocaron la puerta y, al abrirla, vio al pequeño omega con un recipiente transparente que contenía azúcar de un lado y saquitos de café del otro, acompañado de una tierna media sonrisa en su rostro.

—Hola, Harry.

—Hola, Louis... ¿Necesitas algo?.

—Sí, yo... venía a darte esto, por haberme ayudado el otro día. No sabía si necesitabas algo pero dijiste que tomabas mucho café entonces...

—Sí, yo tengo cafetera.

No esperaba sonar tan duro como lo hizo. Tampoco esperaba que el omega de Louis se sintiera avergonzado, encogiéndose de hombros.
Mierda, ¿esto era por la impresión que se llevó aquel día?. Louis estaba siendo amable. Quizás sólo eso era lo que él es, amable.

—Lo siento, no lo sabía... En ese caso, te compraré los granos.

—No, Louis... Esto está bien, ¿sí?. No tienes que agradecerme por ayudarte.

—Lo sé, pero quiero hacerlo... Además, quiero ser un buen vecino contigo.

Lo miró morder su labio, y Dios, Harry sabía que estaba pecando. No podía pensar que el omega de otro alfa era tan lindo, tan...
Alto, no, no, no.

—Está bien...

—Okay...

—Gracias por el café.

Se quedaron mirando un segundo, y Harry no va a mentir, la belleza que había presenciado el otro día no la había imaginado.

—¿Quieres pasar?. Creo que tengo un poco de té.

¿¡Por qué lo invitó!?. Mierda. El alfa estará muy molesto.

—Umh, gracias, pero hoy no puedo. Mi esposo está intentando armar la cuna para el bebé.

Oh, entonces sabía que estaba allí con él.

—Okay, no hay problema...

—Pero si quieres podemos juntarnos otro día. Y comer si quieres...

No sonaba correcto, pero sonaba bien. Muy bien.

—Umh, quizás...

—Está bien, y puedo prepararte mi especialidad.

—Okay.

—Okay.

Cuando se despidieron, Harry notó que él besó su mejilla y apretó levemente su brazo mientras estaba tan cerca para sentir casi su fuente de aroma en su cuello. Drogó todos sus sentidos, y cerró los ojos un segundos hasta que se separaron.

Al cerrar la puerta, frunció el ceño, notando algo más. Louis no actuaba así cuando estaba con aquel hombre. No lo entendía, su parte coqueta y libre cambió por completo cuando llegó él.

Pasaron unos días. Aquella conversación quedó en la nada. Y todo hubiera seguido así de no ser porque una vez cuando Harry estaba saliendo para comprar una gaseosa para su cena, justo la puerta del frente se abrió.

—Oh, hola, Harry. ¿Me ayudas con algo?.

—Eh...

Dudó qué responder, pero no podía librarse de ello. Vivían casi juntos, y no tenía ganas de inventar alguna excusa barata.

ɪᴠʏ [H&L]Where stories live. Discover now