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Louis se encontraba cocinando un almuerzo para llevarle a Harry a su trabajo. Ya había pasado una semana desde que comenzó, y en la cena de la noche anterior le comentó que podría pasar por él para verse aunque sea unos minutos cuando él saliera a hacer las compras. Bueno, más bien Louis insistió en hacerlo para tener actividad física, pero la realidad era que no soportaba estar alejado de él esas 8 horas diarias. Podía ser muy pegajoso, atrapado en él, estancado, demás sinónimos para decir que su amor se estaba volviendo pegamento de sus cuerpos. Ninguno estaba consciente de ello, pero a menudo se preguntaban si era una buena o mala señal.

—Tranquilo, bebé. Iremos a ver a papá y luego volveremos a comer y dormir.

Murmuró acariciando su pancita ya crecida, caminando con una canastita y una bolsa ecológica en una de sus manos, dirigiéndose a la escuelita donde trabajaba aquel alfa que al que le ha robado tantas cosas. Su corazón, sus miradas destellantes a mitad de una conversación, su amor puro y desinteresado, la ropa que usa a medianoche cuando están a punto de dormirse y con la cual despierta cada mañana asegurándole que sigue siendo suyo.

No se imagina un final realmente. Sus vidas se han entrelazado de una manera en la que su cuerpo lo reclama, lo aclama, pide por él y ruega tenerlo de vuelta todos los días. Era un sentimiento inusual, como si lo extrañara todo el tiempo, incluso si no se ha ido en ningún momento.

[...]

Cuando Louis terminó de hacer las compras del día fue directo a la escuela, sonriéndole al guardia ubicado en la entrada que cuidaba a los chicos.

—Buenas tardes, ¿a quién busca?.

—Hola, sí. Estoy buscando al profesor Styles, ¿podría llamarlo, por favor?.

El guardia asintió con la cabeza, pidiéndole a su compañero que cubriera su lugar para buscarlo dentro del lugar. Podía ver a los niños jugando, algunos comiendo y otros corriendo. Sin duda era un lugar lindo, tranquilo. Una idea pasó por su mente. Su futuro hijo o hija estudiando justo aquí.

Se preguntó cómo sería, qué le gustaría estudiar, y con ello llegaron otros pensamientos. ¿Cómo se vería?, ¿cuál será su color de ojos?, ¿será omega, alfa, beta?. Comenzó a pensar en su primer llanto, sus primeras palabras, su primera sonrisa, los primeros pasos. Todas esas cosas, las primeras veces, eran algo que le emocionaban demasiado.

Pero su mente paró, dejó de pensar en ello porque vio a Harry caminar con una mujer que parecía omega. De pronto comenzó a preguntarse, ¿qué hacía con ella?, ¿por qué la llevaba del brazo como si fuera su novia, la destinada para su alfa?. Era algo tan especial entre ellos, mirarse y reírse de esa forma, ¿por qué podía sentir la sangre caliente recorriendo su cuerpo, incitándolo a gritarle un millón de cosas a Harry sin tener ni siquiera una explicación de quién era esa mujer que lo hacía sonreír?.

Cuando él le devolvió la mirada, le regaló una sonrisa, como si se estuviera burlando de todas las cosas que pasaron en su mente en esos cortos segundos. Le preocupó a Harry la forma en la que fruncía los labios, mucho más cuando el guardia le avisó que lo quería ver.

—Hey, amor, ¿cómo estás?. No deberías venir con este frío, tienes que cuidarte.

—Oh, por supuesto que no quieres que venga...

Murmuró mirando a otro lado, con su cabeza pensando en que quizás por ello Harry era un celoso cuando no tenía motivos. Él era el infiel, el mentiroso, por eso desconfiaba de él como lo hacía Adam cuando estaba con Emma. ¡Por supuesto!, ¿como es que no lo vio antes?. Los alfas jamás se quedan con él si no tienen un motivo turbio o enfermo a su lado.

—¿Qué hablas, omega?. ¿Puedes explicarme?.

Tomó su mano, llevándolo un poco apartado de los guardias para hablar en paz. No entendía, le dijo los motivos claros. El frío podía generar un resfrío, y sólo quería cuidarlo. ¿Es un mal alfa por querer protegerlo?.

ɪᴠʏ [H&L]Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu