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No podía parar de mirarlo. Levemente sonreía mientras los rulos de Harry se mecían lentamente por la brisa que entraba. Aún hacía demasiado frío, y faltaban el cumpleaños de Louis y el celo de Harry para que el invierno acabara.

Se preguntaba qué planes tenía, qué haría con la marca que le faltaba, cómo podía solucionar esta situación sin que implique la posibilidad de acabar con su vida y cometer un suicidio al divorciarse. Sería iniciar un incendio masivo que no dejaría ni siquiera cenizas por ningún lugar.

—Harry...

—¿Umh?.

Murmuró bajito, con voz ronca. Debía regresar a su hogar. Está seguro que pronto regresaría Adam para dormir por el turno nocturno que hizo.

—Tengo que irme.

—Uh, no, amor. Quédate.

Se aferró por un momento, acariciando aún adormilado su cintura. Quería aferrarse lo más que pudiera a él, prometerle que estaría a salvo a su lado. No sabía lo que podía hacerle ese hombre una vez que se fuera.

—No puedo hacerlo, Harrito. Prometo volver cuando se vaya, ¿sí?. Tú tienes que descansar.

Susurró dejando un besito en su espalda desnuda, levantándose luego con las sábanas cubriendo su cuerpo para recoger su ropa. Tomó su celular, leyendo un claro mensaje que arruinó por completo su mañana.

"Prepárate, vendrá mi madre al almuerzo. Más te vale cocinar algo rico y ser muy servicial".

Y él sabía muy bien lo que significaba. Su suegra no lo quería, o más bien, lo odiaba. Era una señora mayor, mucho más que sus padres, y fue la persona que insistió por que se casaran una vez que se enteró que estaban planeando vivir juntos. Desde que lo conoció lo menospreció por ser un omega y meterse con su hijo al mismo tiempo que él tenía una novia perfecta para un alfa como él. No la culpa, él también intenta ocultar muy bien esa parte suya. No está orgulloso de saber que compartía cama en un noviazgo ya formado, sin que una de las personas supiera.

Terminó de vestirse, dejando un besito en un Styles ya dormido de vuelta, sabiendo que debía ducharse una vez que llegara a su departamento.

[...]

–¡Joder!.

Chilló cuando un poco de aceite salpicó en su mano, quemándolo mientras intentaba cocinar. Inmediatamente puso su mano en agua, aliviando un poco el dolor, sabiendo que se estaba esforzando demasiado y aún no sería suficiente para complacer a ninguna de las personas que probarían su comida el día de hoy. ¿Cómo podía esconderse y evitar absolutamente todo lo relacionado con ese almuerzo con una mujer que lo odiaba por sabotear toda la vida de su hijo, sin tener que morir o desaparecer en el intento?.

Escuchó el timbre cuando salió de sus pensamientos, odiándose porque él lo sabe. Ella quiere ser atendida a la primera, de la mejor forma. No hay otra manera.

—¡Voy en un momento!.

Habló poniéndose sus zapatos, yendo hasta la puerta para abrirla. En ese momento, intentó mantener la postura.

—Demoraste un minuto y treinta y seis segundos.

Habló la mujer mayor, entrando a la casa como si se tratara de la suya, haciendo a un lado al chico que sostenía la puerta como si se tratara de un favor, de una orden.

—Lo siento muchísimo, señora Smith. Pensé que llegaría más tarde.

Suplicó mientras cerraba y la seguía como un cachorrito perdido en su propio hogar. Y es que una vez que ella entraba, se convertía en la matriarca, en quien establecía las reglas.

ɪᴠʏ [H&L]Onde as histórias ganham vida. Descobre agora