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Louis ama cocinar cuando está triste.

O cuando está feliz, o abrumado, o acaba de tener una pelea con su marido y simplemente quiere olvidarse de todo. Cocinar hace que se olvide de todo. Sus masitas, sus galletitas o pasteles o tartas son un arte para él. Desde que saca los ingredientes hasta que mete todo al horno, disfruta el proceso escuchando música descalzo mientras baila o canta su canción favorita. En el proceso, Harry le dijo que parecía algo etéreo.

Ahora se encontraba en ello, echándole el cacao al brownie que estaba preparando, ignorando los moretones en los brazos y su mejilla con una marca de mano roja. No se molestó en cubrirla, sus amigos no vendrían en un tiempo por el trabajo y porque también tenían sus vidas, y ya no hablaba con Harry.

"¡Ding!".

Al escuchar el timbre avisándole que sus galletas ya estaban, las sacó y pasó a poner otra bandeja, rozando el alrededor del horno y quemándose levemente. Se quejó, llevando el dedo a su boca y regañándose por ser tan tonto.

Volvió a lo suyo, cuando de repente la puerta se abrió.

—Louis, tenemos que hablar...

El bowl donde estaba mezclando el brownie se le cayó a sus pies cuando escuchó la voz de Harry, maldiciendo el hecho de tener tan fuerte la música, no haber cerrado la puerta con llave desde que se fue su marido, y el haber elegido un vestido algo transparente.

—No, Harry, no quiero hablar contigo. Vete.

Le gritó algo fuerte, sin querer hacerlo realmente, pero no tenía opción. Era eso o que mire sus lastimados.

—Déjame ayudarte, lo siento. Pero en serio necesitamos hablar, tu marido es...

Se calló al ponerse a su lado, mirando los delgados brazos casi morados por completo, y el rostro de Louis decorado con distintos colores. ¿Lo que estaba viendo allí eran quemaduras de cigarrillo?.

—No quiero tu ayuda, y no quiero hablar contigo. Lo que hicimos estuvo mal y no volverá a pasar.

—¿Él te hizo eso?.

De nuevo, silencio. En eso, se tomaba el tiempo de examinar su cuerpo, y ver los chupones en su cuello, las marcas de agarre en sus muñecas y que tenía el tobillo un poco inflamado.

—Dime que fue un accidente o realmente llamaré a la policía.

—¿Qué?.

—¡Dios, Louis!. Dime que Adam no te maltrató así, antes de que pierda la cabeza. ¿Por qué te golpeó?, ¿qué mierda le pasa en la cabeza?.

Louis se sintió regañado, un poco aturdido, y le recordó a cuando sus hermanas descubrieron lo que Adam le hacía en su ciudad. No cambió como dijo que lo haría, y ahora otra persona estaba sintiendo pena por él.

—Claro que no, Dios. ¿Cómo puedes creer eso?.

—¡Te estoy mirando!. Dios, ¿cómo no me di cuenta antes?. ¡Es obvio que era un abusivo!, ahora todo tiene sentido.

—Harry, necesito que-que te vayas.

—Louis, no. Puedes denunciarlo, te puedo acompañar. Mientras yo esté aquí, nada te va a pasar, amor...

Al mínimo agarre que sintió en sus hombros, se alejó, negando con la cabeza.

—Mira, Harry, no sé si te golpeaste la cabeza o te drogaste pero no entiendo cómo puedes decir todas esas cosas. Mi marido no es capaz de hacer esas cosas. Yo le fallé, yo me metí contigo y fui un desagradecido, pero él no me golpeó. Si lo hubiera hecho hubiera tenido razón, así que si me disculpas, vete de mi casa antes de que...

ɪᴠʏ [H&L]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora