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Los siguientes días, Louis pudo reconocer que estaba viviendo un sueño. Un sueño que duraba muy poco, y para el que generalmente tenía insomnio previo.

El martes, día siguiente a su llegada de vuelta al departamento que compartía con Adam, éste le preparó el desayuno, lo besó con mucha ternura y le dio un masaje de pies porque sabía que se esforzaba demasiado y estaba con el tema del bebé. El miércoles durmieron abrazados en el nido, recibiendo mimos y sus postres favoritos para satisfacer sus antojos. El jueves recibió un costoso collar con un bello dije de una mariposa, haciéndole saber que se merecía eso y mucho más por ser un omega de mucho valor. Por último, el viernes lo llevó a una cena en un restaurante lujoso, donde ambos se la pasaron riendo, besándose, mirándose con amor el uno al otro.

—Tenía tanto miedo de que te enamoraras de nuestro vecino... Pero estás aquí, y sé que tu mirada jamás me mentiría.

Louis sonrió un poco, dejando otro beso en sus labios y sabiendo cómo se manejaba la dinámica entre ellos. Adam lo dañaba, se comportaba como realmente es, hacía cualquier cosa hiriente que pudiera romper su corazón y luego se comportaba atento, tratándolo como un omega, su pareja, el portador de su único hijo. Louis solía caer constantemente, prometiéndose que no existiría una próxima vez, que lo que sea que lo haya hecho comportarse así era su culpa, y que si no estuviera a su lado sería un pobre omega desamparado. Nadie cuidaría de él como su alfa. Algunas veces se pregunta si su padre tendría que haberse comportado así, atento, dulce, escuchándolo y reprendiéndolo cuando cometiera un error. Quizás si no se hubiera encargado de amargarle su infancia y golpearlo cada que tenía ganas, no hubiera asociado la idea del amor, el cariño y una familia al primer alfa que lo trató mal.

Louis ahora, mirándolo a los ojos, puede darse cuenta que no tuvo suerte en la vida. Cometió muchos errores, aunque está intentando no culparse. Después de todo, debía escapar de su casa, y nunca nadie lo educó o lo quiso lo suficiente para no dejarlo acostumbrarse a los moretones en su cuerpo, las madrugadas dedicadas al llanto y a las faltas de respeto y violación de límites que recibía constantemente. Cuando Adam se comportaba así de dulce, sabía que sólo buscaba su perdón y quería que volvieran a la rutina.

—Adam... eres el único hombre al que he mirado por casi diez años.

Lamentablemente para Adam, Louis ya no quiere volver a esa rutina.

Lo besó en los labios antes de subirse al auto, donde volvieron al departamento escuchando una canción que no reconocía en la radio. No importaba lo que dijera la letra potque hoy era el día en que buscaría su libertad, hoy se escaparía y se iría lejos.

[...]

Adam estaba dormido profundamente. Lo sabe, la pastilla en su agua de medianoche que él mismo puso le confirma que no despertará hasta un buen rato. A pesar de ello, se levantó con mucho cuidado, tomando la maleta que había estado preparando desde hacía días. Por suerte Adam jamás la vio, aunque tenía miles de excusas para salvarse de ello, teniendo la suerte de que Adam realmente pensó que lo perdonaría, como siempre hace.

Por su mente pasó la vez en la que, estando en su casa, Adam agarró un cuchillo y comenzó a amenazarlo con él. "¿Estás llorando?, no seas maricón, Louis. Oh, ahora estás suplicándome, ¿no?, cuando hoy te vi casi restregarte con un desconocido Louis, ¡frente a mis amigos!. No puedo creerlo, eres tan...". Negó con la cabeza cuando el recuerdo pasó por su mente. Lo justificó diciendo que Adam, el alcohol y los celos no hacían una buena combinación, lo aprendió por las malas. A pesar de ello, cuando comenzó a vomitar en su fregadero, Louis lo limpió, lo ayudó a llegar a su cama y le limpió las lágrimas mientras repetía lo mucho que lo odiaba por ser tan lindo y que todo mundo lo quisiera tanto como él. Eso le pareció dulce.

ɪᴠʏ [H&L]Where stories live. Discover now