Ella quería una historia de amor como la que tuvieron sus padres. Quería amar y ser amada.
Sin embargo amar a alguien no es difícil, lo difícil es ser amado por la misma persona.
Ella quería su final feliz.
Pero cometió error tras error..
Se enamor...
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-¿Lista para tu primer día?
-¿Sirve de algo que diga que no?- inquiero esperanzada.
A medida que pasan los segundos las ganas de ir al instituto son menores. Ahora mismo solo quiero volver a casa y acurrucarme en mi nueva camita.
Doy un vistazo por la ventanilla para ver a todos esos adolescentes que entran en el recinto escolar.
-Melissa...- murmura mi madre en advertencia.
-Mami...- me giro a verla.
Siento su mirada intensa a través de sus anteojos de sol, con los que intenta cubrir sus ojos rojos por falta de sueño.
A alguien no le dejaron dormir bien ayer...
-No se porque estás tan nerviosa, harás grandes amigos allí. - su mano se posa en la mía tratando de calmarme. -Aqui conocí a la mayoría de las personas que fueron importantes para mí. Tal vez te sucederá lo mismo.
-A papá no lo conociste aquí.
-Tu papá es un caso especial.- me recuerda acomodándose el pañuelo del cuello.
-Que territorial...- murmuro viendo las marcas rojizas que asoman por su cuello.
-Como si no lo conocieras. - rueda los ojos. -Pero no me quejo.
-¡Si tu también lo eres! Sois tal para cual.
Ella se ríe terminando de acomodar el pañuelo.
Muevo un mechón de mi cabello que me molestas detrás de la oreja pero entonces es cuando miro mi reflejo en el espejo retrovisor y me arrepiento.
Lo saco y lo acomodo intentando tapar mis oídos.
-¿Tienes miedo de que te digan algo?
Me giro para observar a mi madre quién luce preocupada y nerviosa.
No me había dado cuenta de que el hecho de que vaya a empezar a estudiar como una adolescente normal la tenía tan intranquila.
-Claro que no. No tienen derecho a decir nada. Es sólo que prefiero que no se fijen en eso.
-Como tu quieras. - sonríe acariciando mi mejilla. Es contagioso verla sonreír. -¿Los cargaste bien?
-Tienen batería todavía.
-Si alguien se mete contigo...
-No te preocupes, mami.- la interrumpo. - Estaré bien.
Ella intentaba tranquilizarme y acabo siendo yo quien tiene que tranquilizarla a ella.
