Capítulo 18

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ESTA BIEN

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POV Melissa

-Eres una muy mala influencia.

-¿Ahora es mi culpa?

-Obvio. – reafirmo con obviedad. -No fue idea mía lo de huir dejando únicamente una nota encima de la carpeta del entrenador Evans.

-Lo de la nota fue idea tuya, rubia, así que no me eches todo el marrón.

-¡Pero si tu dijiste de largarnos sin dejar siquiera nota!- le replico estirándolo del brazo en un gritito que me salió más agudo de lo que esperaba, llamando sin querer la atención de la gente. Demasiada gente.

Mis mejillas enrojecen ante las miradas intensas de la gente, y como la niña pequeña que parezco me escondo en el pecho de Victor obligándolo a abrazarme y sacarnos de esa calle mientras trata de controlar sus carcajadas.

-Eres malo. – murmuro sin alejarme de él, reteniendo mis ganas de morderlo en pecho y borrarle esa sonrisa.

-Ni tan malo si he conseguido que tengas un respiro de tu perro faldero.

Al alzar mi mirada caigo en su sonrisa, de esas que uno no puede evitar cuando se está divirtiendo de verdad, muy diferente de esa que siempre ponía en su rostro cuando machacaba al Raimon haciendo parecer que eso le divertía. Se ve muy guapo sonriendo así.

Siento como algo cambia dentro de mi cuando él me descubre mirándolo fijamente, todavía abrazada a su pecho. Me separo de inmediato todavía aturdida por el fugaz pensamiento de desear poder causar en el siempre esa sonrisa, la sensación de querer hacer lo que sea para que siga sonriendo así.

-Mi padre me mata cuando vuelva a casa esta tarde.

-Si pudiste librarte de lo del libreto, seguro que de esta también.

Me abstengo de confesarle que mi padre no me recriminó nada de lo que hice, básicamente se hizo el tonto e ignoró por completo que yo hubiera leído a escondidas su libreto, pero en ciertas ocasiones lo encontré mirándome fijamente mientras ayudaba a mi madre en la cocina, unas miradas curiosas y analizantes, cuando se daba cuenta de que lo descubría él simulaba estar mirando por la ventana. La ventana que estaba cerrada.

El rey del disimulo le llaman.

-Entonces hagamos que valga la pena. – sonrío tomando su mano y echando a correr hacia la cafetería que está a un par de calles. -Hay que aprovechar cada segundo de mi libertad.

¿Alguien sabe esa sensación de cuando la sonrisa que tienes en el rostro parece plasmarse en tu pecho? Esa sensación de que el cuerpo de uno está sonriendo por completo, como si cada poro de su cuerpo lo hiciera. Esa sensación arrasó a través de mi cuerpo por completo al sentir como sus dedos se entrelazaban con los míos cuando aceleró para tomarme el ritmo. Esquivábamos a la gente que nos gritaba por la calle que anduviéramos con cuidado mientras yo les respondía en un grito que por fin era libre.

Reliquia Maldita |Victor Blade|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora