Ella quería una historia de amor como la que tuvieron sus padres. Quería amar y ser amada.
Sin embargo amar a alguien no es difícil, lo difícil es ser amado por la misma persona.
Ella quería su final feliz.
Pero cometió error tras error..
Se enamor...
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POV Melissa.
–¿Qué haces? ¡Tú no grites! – le espeta Fei en un susurro, a la vez que yo lo estiro de la oreja con fuerza.
–¡Lo siento! ¡Ha sido sin querer! – susurra dolorido, mientras dentro de la sala se escuchan las réplicas de nuestro joven entrenador por la inexistencia de un club de Fútbol al que unirse.
Nos alejamos del lugar al verlo salir con una sonrisa satisfecha y jurando que haría del club del Raimon el mejor. Lo seguimos hasta la caseta junto a la joven tía de Arion, Silvia. A través de la ventana observamos como limpian y sacan todos los objetos y cajas que inundaban la caseta, tal como hizo Arion esta mañana. Bueno, una mañana adentro de muchos años si no impedimos que cambien el tiempo.
Sonrío viendo la felicidad en el rostro de mi tío Mark de joven. Esta tan feliz... Es imposible que no llegue a crear el club. ¿Cómo habrán podido impedirlo?
El día va oscureciendo y los colores anaranjados tiñen el cielo mientras nosotros todavía los estamos siguiendo. Ahora va con Silvia camino a su casa, o al menos eso suponemos. Seguimos esperando ver una intervención del Dorado, pero nada parece fuera de lo normal.
–Ay, va. Qué joven es la tía Silvia. – murmura Arion, con su atención puesta en su tía. Supongo que debe ser raro para él, aunque vea a Mark joven me parece que no ha cambiado casi nada. Sigue con la misma sonrisa y el mismo brillo inocente. Siempre que me contaba mi madre de él en su juventud, de cómo creó el club y como se convirtieron en los mejores de Japón, me lo imaginaba tal cual lo estoy viendo ahora. La misma ilusión de comerse el mundo. Literalmente.
Me llevo la mano a los labios tratando de impedir que mi risa se oiga ante la expresión horrorizada de Arion.
–Wonderbot, eso no es asunto tuyo. – le reclama Fei.
Cuando volvemos a prestar atención hacia donde están hay una pandilla completa para frente a ellos vistiendo las mismas ropas. Es cuestión de milisegundos para darnos cuenta de que es un equipo de fútbol. El Dorado.
–No habrá club de fútbol, eso es un hecho. – afirma el chico más adelantado, con su cabello de un color parecido al del abuelo Travis.
Esas palabras no son suficientes para amedrantar a Mark, pero si para que el chico chute el balón creando una burbuja de luz a su alrededor mientras una voz robótica informa "Modo teletransportación".
–¡Que mal! – nos grita Arion y todos salimos corriendo hacia la luz.
–¡Venga! ¡Vamos también! – salta el peliverde y lo imitamos para poder introducirnos antes de que se desvanezca. Ni siquiera sé que estoy haciendo solo estoy imitando lo que hace o guiándome por lo que se supone que debo hacer.
